BeInCrypto - Hace 5 años tener una granja minadora de Bitcoin era un gran negocio. La dificultad era menor y el costo era muy bajo para los rendimientos que daba. Esto hizo que el negocio de minar se popularizara tanto que se fue convirtiendo en una industria solida con varios focos a nivel mundial.
Uno de estos focos se concentró en Texas, Estados Unidos. El terreno y los costos propiciaban que el negocio fuese redituable por lo que muchos invirtieron en el estado de la estrella solitaria para fundar empresas minadoras.
Pero el mercado sufrió dos grandes problemas. Primero se congestionó. Aparecieron nuevos competidores que podían producir lo mismo a menor costo ya que estaban en países donde la energía era muy barata como lo son los casos de Venezuela y Argentina.
Esta congestión hizo que la dificultad aumentara, por lo que la producción decayó con el tiempo, reduciendo las ganancias de varias empresas, pero todo se empeoró con 2022.
La caída del mercado redujo drásticamente las ganancias y el aumento de los costos de la energía hizo que minar fuese un negocio a perdida porque se gastaba más en mantenimiento que en producir.
Así vimos durante todo el 2022 una seguidilla de cierres de operaciones y de empresas minadoras ante la imposibilidad de mantenerse. Todo parecía que el 2022 habia generado una gran limpia en el ecosistema que dejaría únicamente a los actores cuyos costos fueran muy inferiores. Pero como suele pasar en el mundo cripto, el mercado tenia otra opinión.
Desde finales de 2022 hasta ahorita, el precio de Bitcoin ha tenido un rebote importante, creciendo en un 23% desde inicios del año. Esto sucede al mismo tiempo en que los costos de la energía en Texas y Estados Unidos se estabilizan, bajando de los picos altos en los que llegaron a estar a mediados del año y generando las condiciones ideales para que los mineros vuelvan a tener interés en activar sus máquinas.
Y así sucedió.
Un regreso momentáneo
Según Bloomberg, la dificultad de minado, indicador que muestra el comportamiento de los minadores y la actividad que hay, aumentó en 10% en las primeras dos semanas de enero, pasando de un hash de 243.7 durante el primero de enero, a uno de 269 para el 15 de enero.
Esto debido a que las grandes granjas minadoras de Texas han vuelto a la acción tras meses de sequía. Con esto se da el segundo gran salto en dificultad desde agosto de 2021 cuando esta subió en un 13.5%.
Pero esta subida no tiene pinta de aguantar mucho. Tal y como explica Ethan Vera, jefe de operaciones de Luxor Technologies, el regreso de la actividad obligará a todos a trabajar con márgenes pequeños si se mantienen los precios como están, por lo que muchos dependerán de una nueva subida en el precio de Bitcoin para poder sobrevivir en el tiempo.
“La creciente dificultad de la red compensa las ganancias en el precio de Bitcoin, proporcionando pocos beneficios a los mineros de hashing en este entorno difícil”.
Esta nueva subida ha significado una bocada de aire fresco para una industria que prácticamente colapsó en 2022. Veremos cuanto tiempo puede aguantar.
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