Todos los escenarios son posibles. Pero no todos los escenarios son probables. El inversor inteligente basa sus pronósticos en lo probable. Sin embargo, también se prepara para lo improbable. En cuestiones de dinero, hay que ser pragmático y objetivo. La fe, la ilusión y la ideología son obstáculos, porque crean un sesgo cognitivo bastante perjudicial. Los mercados fluctúan por voto mayoritario. Y las opiniones de una pequeña minoría, con frecuencia, no tienen el peso suficiente para mover a todo un mercado. Los libertarios, anarcocapitalistas y conversadores de la comunidad cripto pueden tener convicciones muy fuertes y narrativas muy convincentes. Sin embargo, allá afuera, hay un mundo que piensa y actúa diferente.
La verdad de la tribu no es la verdad del universo. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, no todos creen en la utopía libertaria y en la cruzada anti-estatista. Los inversores, nos guste o no, todavía siguen considerando al dólar como un refugio seguro en tiempos de volatilidad e incertidumbre. Todavía se busca refugio en los bonos del Tesoro estadounidense. Todavía las decisiones de la Reserva Federal de los Estados Unidos hacen temblar a los mercados. Esto no es una hipótesis. Esto es una realidad y se puede comprobar en la acción del precio. No es narrativa, es evidencia. Bitcoin es considerado como un activo de riesgo. Un mercado emergente. Pero aún muy inmaduro. Así son las cosas.
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