El futuro no es fácil de predecir. Claro que es factible hacer algunos pronósticos generales para tomar decisiones hoy. Sin embargo, no es muy sensato hablar del futuro con demasiada seguridad. Cuando hablamos del futuro en el contexto económico y financiero, hay que tener en cuenta que se trata de un ejercicio de expectativas y probabilidades. No hay que leer en mala fe, porque quien se predispone con mala fe encuentra defectos hasta en el paraíso.
La gran pregunta: ¿Los bancos centrales, en su lucha contra la inflación, causarán una recesión? Aquí debemos recordar la situación de elevada inflación, desaceleración económica y tensiones geopolíticas. Muchas cosas pueden salir mal. Y, cuando muchas cosas pueden salir, por lo general, algo sale mal. La complejidad de nuestra situación ha creado un ambiente de volatilidad e incertidumbre para los mercados. Lo que obliga a los inversores a actuar con mucha cautela.
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