¿Te has preguntado por qué Latinoamérica siempre está endeudada? Es que tiene una relación muy complicada con sus acreedores. Es como una pareja tóxica que se ama y se odia a la vez. Cuando los países latinoamericanos necesitan dinero, porque no producen lo suficiente, van corriendo a pedir préstamos a los organismos internacionales. Entonces, los acreedores son los mejores amigos, los salvadores, los que les dan una mano.
Pero cuando llega el momento de pagar, la cosa cambia. Ahí los acreedores se convierten en los enemigos, los explotadores, los que les quitan el pan de la boca. Y es que los préstamos no son gratis, tienen intereses y condiciones que a veces son muy duras. Y encima, el dinero prestado muchas veces se pierde en la corrupción o en proyectos inútiles. Entonces, los países se quedan sin plata y con una deuda enorme. Y empiezan a culpar al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional de todos sus males. Pero cuando se les acaba el dinero otra vez, vuelven a poner cara de gatito con hambre y a pedir más préstamos. Y así sigue el ciclo sin fin.
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