Muchos inversores están preocupados debido a las posibilidades de una recesión mundial que puede perjudicar las valoraciones. Debemos recordar que invertir es principalmente mirar al futuro. Entonces, para invertir, hay que pronosticar. ¿Qué pasará?
Según el economista Nouriel Roubini, “la recesión no será corta ni superficial”. En su último libro, nos habla de las mega amenazas. Doctor Catástrofe aquí nos advierte sobre la alta deuda, la caída de la productividad por el envejecimiento de la población, el cambio climático, las tensiones geopolíticas, el retroceso de la globalización, la inflación, la recesión, la estanflación y la sustitución del hombre por máquinas manejadas con inteligencia artificial, entre otros males. Al parecer, nos espera un sombrío porvenir.
Claro que no todos son tan pesimistas como Roubini. Obviamente, hay sectores más optimistas. De hecho, muchos esperan una desaceleración económica que reduzca la inflación al objetivo planteado, pero sin causar una recesión. Este escenario sería el ideal. Porque el impacto negativo sobre las valoraciones sería menor. En efecto, las olas de optimismo que invaden los mercados en estos momentos se basan en este escenario. Me refiero específicamente al llamado “aterrizaje suave” (soft-landing). O sea, lograr el objetivo sin mayores daños.