Por Tetsushi Kajimoto
TOKIO (Reuters) - Una abrumadora mayoría de las compañías japonesas quieren que el primer ministro Shinzo Abe postergue o descarte un previsto aumento de impuestos, mostró un sondeo de Reuters, destacando las preocupaciones de que podría interferir con una frágil recuperación económica.
A medida que aumentan las expectativas de que Abe anunciará pronto que pospondrá la impopular medida, el Sondeo Corporativo Reuters descubrió que casi tres de cada cuatro grandes compañías piensan que la economía es demasiado débil como para resistir el alza prevista para octubre de 2015.
El Gobierno subió el impuesto nacional a las ventas a un 8 desde un 5 por ciento en abril y planea llevarlo a un 10 por ciento en octubre, en un intento por controlar su enorme deuda pública.
El alza de abril llevó a Japón a su peor desaceleración desde la crisis financiera global en el segundo trimestre. Abe ha dicho que revisará el PIB del tercer trimestre, que se conocerá el lunes, antes de decidir si sigue adelante con el aumento previsto de impuestos en octubre de 2015.
Un periódico dijo el miércoles que Abe pospondría el alza y convocaría a elecciones generales en un esfuerzo por consolidar su control del poder.
"Es altamente arriesgado imponer un aumento de impuestos en una situación donde el consumo no se ha recuperado como se esperaba", dijo un ejecutivo del sector de manufacturas en el sondeo de Reuters. "Es deseable que lo postergue", agregó.
El sondeo Reuters a 486 grandes compañías de manufacturas y de servicios, realizado entre el 27 de octubre y el 10 de noviembre por Nikkei Research, no refleja plenamente la flexibilización de política monetaria del Banco de Japón del 31 de octubre, que sorprendió a los mercados e hizo subir a las bolsas en Tokio y al yen.
De las 250 compañías que respondieron las preguntas sobre el impuesto a las ventas, un 72 por ciento dijeron que la tercera economía mundial no puede lidiar con el alza tributaria prevista para el próximo año, mientras un 28 por ciento dijo que podría.
Las compañías japonesas se han vuelto cada vez más cautas sobre el previsto aumento de impuestos en los últimos meses, tras una serie de indicadores económicos débiles que subrayan un golpe mayor que el esperado por el alza de abril.