Estambul, 4 mar (EFE).- Los bancos turcos están pisando el freno en materia de préstamos, ha asegurado hoy la agencia de evaluación de riesgos crediticios Standard & Poor's (S&P), que considera esta evolución "positiva" a pesar de que reducirían las ganancias de las entidades financieras.
"Las medidas de regulación implementadas en 2014 para limitar el rápido crecimiento de los préstamos sin garantías han motivado a los bancos turcos a pisar el freno", explica la agencia en un comunicado.
S&P vaticina que el crecimiento de los préstamos en términos nominales se reducirá al 15 por ciento, nivel que corresponde a la media en otros mercados emergentes, por debajo del 18,5 por ciento en 2014 y el 32 por ciento en 2013.
Este desaceleración del incremento de préstamos será positivo para los bancos, que se esforzarán por captar a clientes con mayor calidad financiera en un ambiente de mayor competitividad, lo que les obligará a cuidar mejor sus balances, prevé la agencia.
Entre las medidas que fuerzan esta evolución, impuestas en 2013 y 2014 por el organismo regulador turco, S&P cita las restricciones para imponer un tope a los préstamos al consumidor y a las tarjetas de crédito, así como a la limitación de las comisiones por préstamos.
Eso sí, tales normas reducirán las ganancias de los bancos, dado que las autoridades están alertas para controlar las comisiones y proteger al consumidor, advierte el comunicado.
"Los días de crecimiento rápido, en especial el de los préstamos al consumidor sin garantías, se han acabado", opina el experto de la agencia Göksenin Karagöz.
El endeudamiento del consumidor ha sido una de las preocupaciones del Gobierno en los últimos años hasta el punto de que el entonces primer ministro y hoy presidente, Recep Tayyip Erdogan, pidió en 2013 al pueblo "no usar tarjetas de crédito".
Los economistas turcos temen un crecimiento demasiado alto de la economía de su país, el segundo más alto del mundo en los últimos años, y respaldan en general la decisión del Banco Central turco de mantener los tipos de interés por encima del 7 por ciento para así mantener bajo control la inflación.
En este punto, no obstante, el Banco recibe duras críticas por parte de Erdogan, quien ha exigido reiteradamente en los últimos meses una fuerte bajada de los tipos, aduciendo, para sorpresa de los economistas, que ello también bajaría la inflación.
Por otra parte, los bancos turcos tendrán mejor acceso a créditos internacionales gracias a las medidas de facilitación del Banco Central Europeo, y la bajada de los precios del petróleo también incrementarán el margen de beneficio de los bancos, vaticina Standard & Poor's.
La agencia no cree que las elecciones generales del 7 de junio próximo -en las que el claro favorito es el partido islamista AKP, en el poder desde 2002- signifiquen un riesgo especial para los bancos.
Subraya, sin embargo, que "los incidentes alrededor de Bank Asya que acabaron en acción reguladora a inicios de 2015 ilustran el potencial de que riesgos políticos, o los percibidos como tales, afecten al sistema financiero".
El 3 de febrero, los organismos reguladores turcos se hicieron con el control de Bank Asya, aduciendo falta de transparencia, un gesto interpretado ampliamente como una lucha contra la red de simpatizantes del predicador islamista exiliado Fethullah Gülen, de la que formaba parte el banco.
La perspectiva de S&P para los bancos turcos en cuanto a su riesgo crediticio es "negativa".