Ginebra, 18 abr (EFE).- El helvético Thomas Jordan, doctor en Economía, seguirá presidiendo el Banco Nacional Suizo (BNS), cargo al que fue hoy nombrado oficialmente por el Consejo Federal (gobierno) y que ocupaba de forma interina desde que su predecesor, Philipp Hildrebrand, dimitiera el pasado enero.
Nacido en Berna hace 48 años, Jordan estudió en las universidades de Berna y Harvard y se convirtió en especialista en política monetaria.
Ocupó la vicepresidencia del BNS hasta que sustituyó a su mediático predecesor, que contaba con una considerable aureola gracias a su perfil de gestor de fondos internacionales privados y locuaz interlocutor.
Durante estos años, Jordan se mantuvo en la sombra de la dirección del banco, pero muchos analistas lo definían como el "cerebro" de la institución, por lo que la noticia de su nominación oficial ha sido bienvenida.
El nuevo presidente comenzó a trabajar en el BNS en 1997 como consejero científico y poco a poco fue subiendo escalones hasta llegar a la dirección de la institución sólo diez años después, y a la vicepresidencia en 2010.
Se le recuerda como la persona que tuvo que hacerse cargo de la gestión del fondo de estabilización que asumió los activos tóxicos del primer banco helvético, UBS, cuando en el otoño del 2008 sus finanzas hicieron aguas a causa de la crisis de las hipotecas basura de Estados Unidos.
Con respecto a la política monetaria, que fija el cambio mínimo de 1,20 francos por cada euro, no se espera que haya modificaciones, dado que el propio Jordan lo ha defendido en diversas ocasiones.
El Ejecutivo helvético también decidió hoy que el Consejo del banco, el órgano de control de la institución, será dirigido por el parlamentario Jean Studer en sustitución de Hansueli Raggenbass, quien decidió no presentarse de nuevo al puesto que ocupa tras recibir críticas por la gestión del caso "Hildebrand".
La polémica que acabó con la dimisión de Hildebrand surgió cuando se supo que su esposa compró 504.000 dólares contra francos suizos, supuestamente sin el conocimiento ni el consentimiento de su marido.
Al enterarse al día siguiente, Hildebrand no anuló la operación, aunque advirtió de lo sucedido al BNS y pidió a su gerente bancario que en el futuro no realizase ese tipo de operaciones sin su autorización.
La operación se realizó el 15 de agosto, tres semanas antes de que el BNS estableciera un cambio fijo entre el franco y el euro -a causa de la incesante apreciación de la moneda helvética- que provocó una valorización del dólar, y por tanto unas ganancias de varios miles de dólares para la familia Hildebrand.
Cuando el caso fue de conocimiento público, la presión mediática y política fue demasiado fuerte, supuestamente el Consejo del Banco le retiró su apoyo y, finalmente Hildebrand dimitió.
Hoy también se aprobó definitivamente la nueva normativa del BNS que establece que sus empleados sólo podrán comprar divisas libremente por un máximo de 20.000 francos, consecuencia directa del escándalo Hildebrand.
Si algún empleado desea hacer compras de divisas por un monto superior, deberá contar con el visto bueno del instituto monetario. EFE