Tokio, 27 oct (.).- El Banco de Japón (BoJ) inició este jueves su reunión mensual sobre política monetaria, a la que se espera que dé continuidad pese a que ha devenido en un fuerte debilitamiento del yen, muy escrutado, que ha encarecido las importaciones esenciales.
El banco central japonés se ha distanciado del endurecimiento de las políticas monetarias de grandes economías globales como Estados Unidos y Europa, y viene optando por mantener sus tipos ultrabajos pese a que el país asiático no es ajeno a la subida de la inflación, que lleva ya siete meses por encima de su meta del 2 %.
La entidad crediticia nipona sostiene que la reciente tendencia inflacionaria viene impulsada por el encarecimiento pasajero de la energía y de las materias primas, por lo que es temporal y no viene impulsada por una subida salarial sólida que garantice estabilidad.
En este escenario, el BoJ vienen optando por mantener sus medidas de estímulo, que incluyen tasas de interés a corto plazo del -0,1 % y orienta los rendimientos del bonos estatales a diez años al 0 %, mientras la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), entre otras entidades, han estado subiendo agresivamente tipos.
Este distanciamiento ha causado una fuerte depreciación del yen este año, especialmente con el dólar, con el que se ha movido en niveles no vistos en más de tres décadas, lo que ha llevado a las autoridades japonesas a intervenir la divisa en múltiples ocasiones desde septiembre para intentar sostener el valor de la moneda.
El gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda, viene rechazando la idea de subir tipos, alegando que la política monetaria de la entidad no está destinada a controlar los tipos de cambio.
Al término de la reunión mañana, viernes, el banco central nipón publicará además su informe trimestral de previsiones económicas, en el que sí se espera que revise sus estimaciones inflacionarias y sobre el producto interior bruto (PIB) para el ejercicio fiscal en curso, que se prolongará hasta el 31 de marzo de 2023.
Las proyecciones actuales son que el índice de precios al consumo (IPC) aumentará un 2,3 % interanual en dicho período y que el PIB se expandirá un 2,4 %.