Madrid, 31 may (.).- El encarecimiento de la energía disparó los precios en mayo al 2,7 % respecto al mismo mes de 2020, cinco décimas por encima de abril (2,2 %), lo que supone la mayor tasa desde febrero de 2017.
El indicador adelantado del índice de precios de consumo (IPC) publicado este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) está marcado por el encarecimiento de los carburantes y combustibles, que en mayo de 2020 bajaban en pleno confinamiento por la pandemia.
Así, la gasolina es un 23,97 % más cara que hace justo un año, por lo que llenar un depósito de 55 litros cuesta, de media, 14,36 euros más que entonces, mientras que el gasóleo ha subido un 22,64 % en el último año, lo que hace que echar la misma cantidad de este carburante sea 11,72 euros más caro.
Pese a estas subidas, la gasolina y el gasóleo se encuentra todavía muy lejos de los precios máximos registrados por ambos carburantes el 3 de septiembre de 2012, cuando marcaron valores de 1,522 y 1,455 euros, respectivamente.
De hecho, al mirar a la inflación subyacente -que no tiene en cuenta los alimentos no elaborados ni la energía por ser los más volátiles- los precios aumentaron un 0,2 % en tasa interanual, dos décimas más que en abril, con lo que se sitúa más de dos puntos y medio por debajo del IPC general.
Para el profesor del departamento de Economía y Finanzas de Esade, Pedro Aznar, es "esperable que conforme los precios de la energía aumentan, también lo haga el del transporte, eso encarece los precios de las empresas y se acaba trasladando al precio final que el consumidor paga".
Por lo tanto, esa inflación subyacente también irá aumentando, aunque de forma moderada, ha explicado en declaraciones a Efe Aznar, quien considera que la pandemia ha generado "mucho ahorro relativamente forzado" y se desconoce hasta qué punto y con qué velocidad se trasladará al consumo generando tensiones inflacionistas".
"Sí la tasa de inflación se mantiene en una tasa más o menos constante en los próximos meses, por encima del 2 %, eso podría ser una llamada de atención para que el Banco Central Europeo (BCE) se planteara qué hacer. Pero viendo el indicador subyacente cero que todavía estamos lejos de esa situación", ha añadido Aznar.
De confirmarse la inflación el próximo 11 de junio, el encarecimiento de la energía intensificaría en mayo el fuerte repunte de precios ya registrado en marzo (1,3 %) y abril (2,2 %), tras un 2020 de IPC negativo al que siguió un pequeño aumento en enero de 2021 (del 0,5 %, debido a la borrasca Filomena) y estabilidad en febrero (tasa del 0 %).
Desde los sindicatos, UGT ha considerado necesario aumentar los salarios y garantizar las rentas, protegiendo a los más vulnerables, de forma que la recuperación económica beneficie a todas las personas, sin dejar a nadie atrás.
En concreto, ha reclamado elevar el SMI, congelado en 2021 en los 950 euros; o modificar la regulación del ingreso mínimo vital (IMV), a fin de "incrementar el insuficiente grado de cobertura actual".
En términos mensuales, los precios subieron un 0,4 % en mayo con respecto a abril, un mes en el que ya habían aumentado un 1,2 %.
El índice de precios de consumo armonizado (IPCA) -que mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona euro- se situó en el 2,4 %, cuatro décimas por encima del de abril.
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