Por Daniel Leussink
TOKIO (Reuters) - La inflación subyacente al consumo de Japón continuó sumida en su nivel más bajo en dos años en julio, aumentando la presión para que el banco central del país reconozca que el impulso de los precios se está ralentizando y amplíe su programa radical de estímulo.
Con la economía mundial afectada por la guerra comercial entre China y Estados Unidos y la incertidumbre sobre la recuperación de la demanda en la segunda mitad del año, la atención se ha centrado sobre los bancos centrales de todo el mundo y su disposición para inyectar más estímulos.
De hecho, se han elevado las expectativas de que el Banco de Japón introduzca más flexibilización monetaria, según una encuesta reciente de Reuters, después de que el banco central nipón se comprometiera en su última reunión de política a expandir el estímulo si se prolonga una desaceleración mundial y esto amenaza con descarrilar la recuperación económica de Japón.
El índice de precios al consumo subyacente, que incluye los carburantes pero excluye los alimentos frescos, subió un 0,6% interanual en julio, en línea con las estimaciones de los economistas.
La lectura de julio coincidió con la del mes anterior, que ya era el ritmo más lento desde julio de 2017, cuando el índice subió un 0,5%.
El llamado IPC doble subyacente, que excluye tanto alimentos como energía, ambos componentes por lo general volátiles, también subió un 0,6% interanual en julio. Este índice es seguido muy de cerca por el BoJ para valorar la transmisión de la fortaleza económica a los precios.
Sin embargo, los datos siguen indicando que el banco central está aún lejos de alcanzar el objetivo de inflación del 2%, ya que una caída de las exportaciones de ocho meses de duración por el pulso comercial de Estados Unidos y China, y la desaceleración de la demanda mundial, están dejando huella en la tercera economía más grande del mundo.
(Información de Daniel Leussink; traducción de Jose Elías Rodríguez)