Ginebra, 7 mar (.).- Por cada diez hombres que trabajan sólo seis mujeres están empleadas, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado hoy, que alerta de que la tasa de participación femenina en el mercado laboral "posiblemente" retrocederá en el periodo 2018-2021.
El informe "Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Avance global sobre las tendencias del empleo femenino 2018", revela que la tasa mundial de actividad de las mujeres se sitúa en 2018 en el 48,5 %, 26,5 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres.
Además, la tasa de desempleo de las mujeres para 2018, situada en un 6 % por la OIT, es alrededor de ocho décimas más alta que la de los hombres.
Esto significa que por cada diez hombres que trabajan sólo seis mujeres están empleadas.
De estos datos, los expertos de la OIT deducen que "a escala mundial, las mujeres tienen menos probabilidades de participar en el mercado de trabajo que los hombres".
La brecha entre la tasa de actividad de hombres y mujeres se ha reducido en dos puntos porcentuales desde 1990 y el grueso de la disminución se produjo en los años anteriores a 2009.
Sin embargo, desde 2009 el índice de mejora se ha desacelerado y las estimaciones de la OIT son que "se detendrá en el periodo 2018-2021 y posiblemente incluso retroceda e invalide las mejoras relativamente menores logradas en el último decenio en materia de igualdad de género en el acceso al mercado de trabajo".
Con respecto a la disparidad salarial, de media las mujeres en el mundo ganan un 20 % menos que los hombres por igual trabajo.
La brecha de participación laboral entre hombres y mujeres varía considerablemente según las regiones.
Se está reduciendo en los países en desarrollo y desarrollados, pero continúa ensanchándose en los emergentes, donde desde 2009 ha aumentado cinco décimas hasta situarse en 30,5 puntos porcentuales en 2018.
Según la proyección, esta brecha continuará hasta 2021, pues las tasas de participación femenina irán reduciéndose con más rapidez que las masculinas.
"El aumento de la diferencia de participación indica que las mujeres de los países emergentes distan mucho de alcanzar el nivel de los hombres en cuanto a oportunidades en el mercado laboral, pero refleja también el creciente número de matriculaciones femeninas en la educación formal de estos países", señala la OIT.
En cambio, el informe revela que en muchos países desarrollados, la tasa de participación de las mujeres gradualmente va acercándose a la de los hombres.
La brecha entre géneros en este grupo de países es de 15,6 puntos porcentuales en 2018 -casi la mitad de la de los países emergentes- y el nivel más bajo desde 1990, "pese a que la brecha en los países desarrollados sigue siendo amplia, en especial en Europa meridional", especifica el texto.
No obstante, las previsiones indican que la brecha seguirá reduciéndose en los países desarrollados hasta 2021.
"Buena parte de la mejora lograda en los dos últimos decenios puede atribuirse a que, en estos países, los logros académicos de las mujeres y el trabajo remunerado son menos restrictivos", subraya el informe.
De todos modos, el estudio también recuerda que en los países desarrollados persisten importantes brechas salariales entre los géneros, "los cuales ponen de manifiesto los problemas actuales de disparidad en cuanto a la calidad del empleo", a pesar de la mejora del nivel de capital humano -nivel de instrucción y experiencia- de las mujeres.
Las brechas más reducidas entre las tasas de participación se registran en los países en desarrollo (11,8 puntos porcentuales en 2018) y se prevé que permanezcan estables en todo el periodo 2018-2021.
En este grupo de países, las mujeres tienen una de las tasas de participación más elevadas (69,3 %), "lo cual suele reflejar la necesidad económica de buscar empleo a causa de la pobreza predominante y la falta de acceso al sistema de protección social", especifica la OIT.
Según los últimos datos de la OIT, las mujeres representan menos de una tercera parte de los cargos intermedios y superiores de dirección en la mayoría de los países desarrollados, y menos del 5 % de los cargos de dirección general de las empresas cotizadas.
Finalmente, el informe destaca que el nivel de participación femenina en la fuerza de trabajo, las considerables diferencias de remuneración entre los géneros, la mayor probabilidad de una carrera más breve o con interrupciones, y la presencia excesiva de mujeres en el trabajo informal y vulnerable inciden negativamente en su capacidad de consolidar derechos de jubilación.