Por Nelson Bocanegra
BOGOTÁ (Reuters) - La protección de Vanesa se limita a unas gafas, un casco, una pañoleta sobre su rostro y un escudo negro de madera con letras blancas, con el que busca identificarse entre gases, chorros de agua y piedras que llueven durante muchas de las manifestaciones que a menudo se tornan violentas en Colombia.
El país sudamericano completa casi un mes de marchas y bloqueos a nivel nacional, en protesta por las políticas sociales y económicas del Gobierno del presidente Iván Duque.
Tras ocho días de conversaciones, el lunes en la noche representantes del Gobierno y líderes de las protestas llegaron a unos preacuerdos con los que esperan acercarse a las negociaciones para poner fin a las manifestaciones.
A sus 39 años, Vanesa pasó de ser bailarina de tango -un trabajo que perdió a causa de la pandemia-, a vender café en la calle y más recientemente a liderar el grupo de 10 mujeres "Mamás en Primera Línea", que salen a las marchas para proteger a los jóvenes en medio de acusaciones de violencia policial.
"Somos un grupo de mujeres madres cabeza de familia, en este momento intentando pelear por los derechos vulnerados de nuestros jóvenes en el país", dijo la delgada mujer de 1,59 metros de estatura y madre tres hijos.
El colectivo ha llamado la atención por su aparición en videos en las redes sociales, como uno en donde explota frente a ellas una bomba de aturdimiento arrojada por la policía durante una protesta en el sur de Bogotá.
"Si nuestros hijos van a la lucha, si nuestros hijos van a marchar, nosotras madres los apoyamos y junto a ellos vamos a luchar", cantaban las mujeres durante otra manifestación.
El grupo surgió tras un ataque con gases lacrimógenos del temido Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía (ESMAD) un par de semanas atrás, mientras Vanesa marchaba con otras mamás y niños.
"Había una mamita ese día que el hijo le decía por favor mamá levántate, levántate. Estábamos encerrados y nos gaseaban de todos lados y la señora no era capaz de pararse ni moverse, ese fue el boom para decir vamos a hacer algo distinto", recordó Vanesa, quien se abstuvo de revelar su apellido.
Si bien, las autoridades han criticado el uso excesivo de la fuerza del ESMAD, el Gobierno ha justificado las intervenciones con el argumento de evitar saqueos y actos de vandalismo como los que se han registrado, en donde encapuchados han incendiado autobuses, estaciones de transporte y robos en comercios.
NOS CANSAMOS
Las autoridades y las organizaciones de derechos humanos divulgan cifras de muertos y heridos durante las protestas que no coinciden.
Según la Fiscalía General de la Nación, de 43 reportes de fallecidos en las manifestaciones, se identificó que solo 17 tienen relación directa con las protestas, en tanto que 290 personas reportadas como desaparecidas ya fueron localizadas y se sigue en la búsqueda de otras 129.
A las más recientes manifestaciones se han sumado familias completas afligidas por una rampante pobreza, que en 2020 se disparó hasta el 42,5% de los 50 millones de habitantes y una indigencia que saltó al 15,1%.
A la pandemia, que llevó el desempleo a máximos récord de 25% en lo más fuerte de las cuarentenas, se sumó un histórico descontento social acumulado por décadas.
"Nos cansamos de esto, nos cansamos de no haber trabajo, de no haber salud, de vulnerar nuestros derechos hasta para la protesta", explicó Vanesa desde un improvisado campamento en el que cientos de personas hacían fila para recibir un plato de comida, vigilados de cerca por una docena de agentes del ESMAD.
Otros grupos de madres han decidido unirse desde otras regiones, como en la ciudad de Pasto, cerca de la frontera con Ecuador.
Vanesa anunció que seguirán acompañando a sus hijos a las manifestaciones en busca de un cambio.
"Que no dejen que nos sigan vulnerando, porque es más el pueblo que el Gobierno", dijo, mientras que hizo un llamado a los policías para que las respeten en las protestas. "Igual ellos también tienen mamá".
(Reporte de Nelson Bocanegra. Editado por Luis Jaime Acosta y Juana Casas)