Lisboa, 18 jun (EFE).- Clientes e inversores afectados por la caída del Banco Espírito Santo (BES) bloquearon hoy durante varias horas los accesos a la sede del Novo Banco en Lisboa, una acción de protesta que provocó un notable despliegue policial.
Decenas de personas se sentaron a primera hora de la mañana junto a las puertas del edificio e incluso acordonaron la zona para impedir la apertura de las puertas, lo que hizo que un grupo de trabajadores tuviese que aguardar en el exterior hasta la intervención de la policía para poder acceder.
Durante la protesta, protagonizada mayoritariamente por jubilados y ancianos, se vivieron momentos de tensión, especialmente cuando una empleada del Novo Banco quiso entrar y fue recibida con pitos e insultos.
Cerca de una docena de furgonetas policiales y varias decenas de agentes se desplegaron para controlar la manifestación, que obligó a cortar al tráfico una calle adyacente en pleno centro de Lisboa.
La Asociación de Indignados y Engañados del Papel Comercial -que agrupa a los perjudicados por la intervención del BES- ya había convocado acciones similares en las últimas semanas en la sede del Novo Banco, la entidad creada con los activos saludables del banco controlado por la familia Espírito Santo.
En otra protesta reciente, frente a la residencia oficial del primer ministro, algunos manifestantes llegaron a romper el cordón policial y varios de ellos tuvieron que ser atendidos por los servicios de emergencia.
Los afectados por la caída del BES se consideran engañados por los entonces responsables del banco por venderles productos financieros sin revelar la delicada situación financiera que atravesaba la firma, pero también acusan al supervisor que decretó la intervención de la entidad por no responsabilizarse de su falta de control y no garantizar su inversión.
El banco central luso decidió intervenir el BES en agosto de 2014 después de detectar irregularidades en sus cuentas y que sus pérdidas fueras más elevadas de lo esperado.
La firma fue entonces dividido en dos: una parte con sus activos tóxicos que mantuvo su denominación original y otra con los activos saludables llamada "Novo Banco".
Se calcula que existen cerca de 2.500 clientes que compraron "papel comercial" -un instrumento de deuda- por 550 millones de euros y que no han recuperado su inversión.
El papel comercial del Grupo Espírito Santo se incluyó entre los activos tóxicos del BES, por lo que no fue a parar a Novo Banco, lo que en la práctica dificulta su recuperación.