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Cuatro ingeniosos inventores que la historia tardó demasiado tiempo en reconocer

Publicado 25.06.2024, 09:30
Cuatro ingeniosos inventores que la historia tardó demasiado tiempo en reconocer

Desde la rueda hasta el Wi-Fi, el progreso humano se ha definido por la brillantez de su ingenio y los inventos que creamos. A través de premios y libros de historia, celebramos a muchos de los mayores inventores de la humanidad.

Si bien Katalin Karikó y Drew Weissman ganaron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 2022 y el Premio a la Trayectoria en los premios a los Inventores Europeos de 2022 por su trabajo en las vacunas de ARNm que cambiaron el rumbo de la pandemia de Covid-19 apenas un año antes, a veces puede que las mentes más brillantes tarden un poco más en obtener el reconocimiento que merecen.

Estos son algunos de los grandes inventores de la historia sin los cuales no podríamos vivir hoy, a pesar de que su increíble trabajo no fue visto de inmediato por sus cualidades de cambio de paradigma.

Ada Lovelace

Augusta Ada Byron fue la única hija legítima del poeta Lord Byron. Se la conoce mejor como Ada Lovelace desde que se casó con William King, de quien obtuvo el título de Condesa de Lovelace.

Retrato de Ada King, condesa de Lovelace (Ada Lovelace) Alfred Edward Chalon

Para quienes no lo saben, les sorprenderá saber que, aunque nació en Londres en 1815 y murió en 1852, Lovelace es considerada una de las intelectuales pioneras detrás de la informática moderna.

A pesar de las inclinaciones literarias de su padre, a Lovelace la crio su madre, la reformadora educativa Anne Isabella Milbanke, quien se aseguró de que encender en ella la mecha para que apreciara las ciencias y las matemáticas.

Diagrama de un algoritmo para el Motor Analítico para el cálculo de números de Bernoulli Ada Lovelace

Trabajó junto a Charles Babbage, a menudo considerado el padre de la computadora en su investigación sobre la máquina analítica, una máquina de cálculo automática capaz de calcular aritmética compleja. Lovelace ayudó a Babbage al traducir un artículo de Luigi Menabrea y ampliar su trabajo para crear los algoritmos de programación del motor analítico.

Por desgracia, Lovelace vivió una vida enfermiza y murió antes de que la máquina analítica pudiera convertirse en una realidad tangible. No obstante, su impacto en los lenguajes de programación computacional persiste hasta el día de hoy.

Ignaz Semmelweis

A veces, las grandes ideas se pasan por alto cuando se sugieren por primera vez. Ojalá eso fuera todo lo que tuvo que tragar Ignaz Semmelweis. En cambio, la comunidad científica lo rechazó casi por completo. ¿Qué hizo? Sugerir que los médicos se lavaran las manos.

En muchos sentidos, el descubrimiento del científico húngaro es un ejemplo definitivo de cómo el genio de una persona puede cambiar el curso de la humanidad. Hoy en día, damos por sentado los beneficios para la salud de lavarnos las manos, pero en la época de Semmelweis, en 1847, fue revolucionario.

Semmelweis era médico en la Primera Clínica Obstétrica del Hospital General de Viena. Se percató de que muchas mujeres morían de fiebre puerperal poco después de dar a luz. Sobre todo, la tasa de mortalidad fue cinco veces mayor en la sala atendida por médicos varones que en la clínica de parteras, atendida por mujeres.

Retrato de Ignaz Semmelweis (1864) Atelier Ludwig Angerer

Semmelweis se dio cuenta de que, como en la sala de médicos realizaban autopsias de cadáveres, el personal pasaba accidentalmente partículas «cadavéricas» a pacientes sanos. Semmelweis ordenó a su personal que comenzara a limpiarse las manos y las herramientas con cloro. Sorprendentemente, la tasa de mortalidad cayó inmediatamente.

Pero el descubrimiento de Semmelweis sobre los beneficios de lavarse las manos no fue bien recibido. Algunos médicos creían que los culpaba por el hecho de que sus pacientes enfermaran. ¡Y así era! Pero esto no ayudó a su carrera y, poco después, la sala dejó de usar cloro y Semmelweis fue despedido. Puede que llevara algún tiempo, pero el descubrimiento de Semmelweis es lo más común del mundo, y es imposible medir el número de vidas que su simple sugerencia podría haber salvado.

Alice Ball

Nacida en 1892 en Seattle, Alice Ball fue una excelente estudiante e hizo historia con solo obtener su maestría. Cuando se graduó en química en 1915, fue la primera mujer, además, afroamericana, en hacerlo en la Universidad de Hawái. Más tarde, se convirtió en la primera química investigadora e instructora afroamericana en la institución.

El impresionante expediente académico de Ball le consiguió un trabajo investigando tratamientos para la lepra. En aquella época, la lepra estaba muy estigmatizada y las personas infectadas solían enviarse a colonias de leprosos para morir. A pesar de la falta de conocimiento sobre posibles tratamientos dentro de la medicina occidental, la medicina tradicional india tenía un tratamiento en forma de aceite del árbol chaulmoogra.

Alice Ball y la mano de un infectado de lepra Canva

El problema era que este aceite era difícil de aplicar directamente sobre la piel y tampoco se podía inyectar debido a su textura espesa y viscosa. Con solo 23 años, Ball desarrolló la ingeniosa metodología de saponificar el aceite (convertirlo en jabón) y crear ácido chaulmoogra, que se pudiera combinar con un líquido e inyectarse.

Como las propiedades curativas del aceite ahora podrían aplicarse directamente al cuerpo, la lepra podría tratarse de manera más efectiva. Lamentablemente, todo esto ocurrió poco antes de su muerte en 1916, a los 24 años. Ball nunca publicó sus hallazgos y su asesor del estudio, Arthur Dean, dio su nombre a su descubrimiento, acuñando «el método Dean».

Hoy, Ball es reconocida por su logro. Su contribución se mencionó por primera vez en un artículo de una revista en 1922, cambiando el nombre de la técnica a «método Ball» y la universidad de Hawái le dedicó una placa en 2000 junto a un árbol de chaulmoogra.

Dame Carol Robinson

Si avanzamos hacia el siglo XXI, Dame Carol Robinson también hizo historia en dos de las principales instituciones de Gran Bretaña cuando se convirtió en la primera profesora de química en la Universidad de Oxford en 2001 y en la Universidad de Cambridge en 2009.

Dame Carol Robinson University of Oxford/Canva

Al comenzar su investigación en espectrometría de masas, la herramienta analítica para detectar la composición de las moléculas, la creencia general era que las proteínas no se podían estudiar en sus fases gaseosas porque no conservarían su estructura.

Robinson perseveró y desarrolló su técnica de espectrometría de masas nativa, que preserva las proteínas en su estado natural para poder analizadas. Gracias a este avance se pueden estudiar las estructuras complejas de las proteínas, lo que ha resultado increíblemente beneficioso para la industria farmacéutica, ya que ha permitido avanzar, no solo en el descubrimiento de fármacos, sino también en la medicina personalizada.

Robinson también fue pionera en otros aspectos: como primera profesora de química en las universidades de Oxford y Cambridge, Robinson fue nombrada Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico en 2013 y recibirá el «Logro de toda una vida» durante la ceremonia de Premios al Inventor Europeo 2024 que tendrá lugar el 9 de julio en Malta. El premio lo organiza la Oficina Europea de Patentes (EPO) y se podrá ver en directo en euronews.com a las 12:00 CET.

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