París, 26 feb (EFE).- La economía francesa mantuvo su progresión en el cuarto trimestre de 2015, al contrario de lo que anunciaban las primeras estimaciones que esperaban una ralentización por la caída del consumo por los atentados yihadistas de noviembre, y en el conjunto del año el PIB creció un 1,1 %, frente al 0,2 % de 2014.
Esos son los principales mensajes de las nuevas estimaciones presentadas hoy por el Instituto Nacional de Estadística (Insee), que revisó ligeramente al alza las cifras de octubre a diciembre, con un incremento trimestral del 0,3 % (una décima más de lo avanzado en enero), como el que se había constatado en los tres meses precedentes.
La razón de esa ligera corrección -que no modificó la cifra del alza del 1,1 % del PIB en el conjunto del ejercicio- es la incorporación de nuevos indicadores que no estaban disponibles hasta ahora, principalmente sobre las compras de viviendas nuevas, el consumo de energía y los intercambios exteriores.
Al final, es verdad que el consumo de los particulares bajó en los tres últimos meses del año, hecho que se había atribuido al impacto de los atentados terroristas de París del 13 de noviembre, pero menos de lo calculado en un principio (-0,2 % en lugar del -0,4 %).
En detalle, el consumo cayó por el descenso del gasto en hoteles y restaurantes -algo que se puede considerar una consecuencia directa de los ataques yihadistas que causaron 130 muertos y cientos de heridos en la capital- y también en energía, debido a unas temperaturas superiores a las habituales de esa época del año.
La otra cara de la moneda fue la inversión, que subió un 0,7 % en el cuarto trimestre, sobre todo en los bienes manufacturados, y en menor medida en los servicios (eso compensó la persistencia del retroceso en la construcción), lo que vino a confirmar el inicio de recuperación constatado en los tres meses precedentes (0,1 %).
No obstante, con el descenso acumulado en la primera mitad del año, la inversión -una de las principales rémoras de la economía francesa- siguió con magnitudes negativas en el conjunto de 2015 (-0,2 %) pero alejadas de las del ejercicio precedente (-1,2 %).
El pasado año, el principal impulsor del PIB en Francia fue el consumo, que aumentó un 1,4 %, con expansión en todos los grandes sectores: del 2,5 % en los bienes fabricados; del 1,7 % en la energía; del 1,1 % en los alimentos, y del 1 % en los servicios.
La producción en la industria manufacturera el pasado año creció un 1,5 %, cinco veces más que en 2014, mientras que en los servicios la progresión llegó al 2 % (1,2 % el año precedente).
Eso compensó el citado repliegue de la inversión y, sobre todo, el impacto negativo del mercado exterior, que restó tres décimas al PIB, debido a una aceleración de las importaciones (6,5 %) a una cadencia más fuerte todavía que las exportaciones (6,1 %).
Las variaciones de existencias de las empresas, por el contrario, aportaron tres décimas, con un aumento de las reservas en el último trimestre sobre todo de productos petrolíferos refinados y de bienes de equipo.
El 1,1 % de ascenso del PIB en 2015 está en línea con las anticipaciones del Gobierno francés, que espera una aceleración en 2016 a un ritmo que permita generar empleo, que es el principal reto del presidente, François Hollande, y la condición que él mismo se ha puesto para volver a presentarse a la reelección en los comicios de la primavera de 2017.
El Gobierno, que está embarcado en una reforma laboral que antes de su aprobación formal por el Consejo de Ministros ya ha generado una fuerte reacción contraria de todos los sindicatos y de casi toda la izquierda política, prevé un ascenso de la actividad del 1,5 % para el conjunto de este año.