Berlín, 9 oct (.).- El Gobierno alemán ha revisado drásticamente su previsión sobre la actividad económica del país en 2024, ya que ahora pronostica una contracción del 0,2 % del PIB este año y ya no un crecimiento del 0,3 % como en abril, lo que supondría encadenar dos años de recesión, algo que solo ocurrió en 2002 y 2003.
La proyección de otoño presentado este miércoles por el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck reconoce que "las condiciones económicas marco son cualquier cosa menos satisfactorias" en palabras del político ecologista.
Los principales institutos económicos alemanes prevén una contracción del 0,1 % este año.
"El repunte se retrasa una vez más (...)", admitió Habeck en una rueda de prensa, en la que atribuyó la evolución negativa de la economía alemana -en el tercer trimestre pudo entrar en recesión técnica- a factores coyunturales y sobre todo estructurales.
Así, la tercera economía del mundo registrará en 2024 una segunda recesión tras la que sufrió ya el año pasado -del 0,1 % una vez corregidos los efectos de precios, estacionales y de calendario-.
"Alemania sólo ha experimentado dos años seguidos de recesión en una ocasión. Fue en 2002 y 2003, durante la última crisis estructural", señaló en un comunicado el responsable de la Cámara de Comercio e Industria (DIHK), Martin Wansleben.
"De hecho, la producción económica lleva cinco años estancada. Nuestro PIB es apenas medio punto porcentual superior al de antes de la pandemia de coronavirus. La inversión ni siquiera ha alcanzado el nivel de 2019. Nunca ha habido un periodo tan prolongado de debilidad en la economía alemana", lamentó.
El impacto de grandes socios y problemas estructurales
Habeck admitió que "la economía alemana no crece con fuerza desde 2018", y dijo que, además de los riesgos económicos, los problemas estructurales de Alemania repercuten ahora en medio de grandes desafíos geoeconómicos.
"Alemania y Europa están apretujadas entre China y EE.UU. en medio de las crisis y deben aprender a hacerse valer", indicó.
"Saldremos de esto y estamos trabajando para salir de ello, como hemos hecho tantas veces en la historia del país", recalcó el ministro, quien admitió que hay un clima de incertidumbre por parte de empresarios, hogares e inversores sobre la política económica, y también por las constantes disputas de la coalición gubernamental.
Habeck recalcó que la "seguridad en la planificación" es crucial para los actores económicos nacionales e internacionales y que, por ello, el Gobierno ha abordado una serie de problemas estructurales, "desde asegurar el suministro energético y agilizar los procedimientos hasta reducir la burocracia y la acuciante escasez de mano de obra y trabajadores cualificados".
"Tenemos una gran tarea por delante", insistió, y recordó que la economía alemana ya no cuenta con el gas barato de Rusia que le permitió crecer en el pasado y tampoco puede basarse ya en la "lógica antigua" de que el crecimiento de la economía mundial es igual a crecimiento de Alemania.
Especialmente porque sus dos mayores socios comerciales, EE.UU. y China, "fragmentan cada vez más el mercado libre" y el país centroeuropeo pierde cuota de mercado en sus exportaciones al gigante asiático, que subvenciona a muchos de sus productos.
El Gobierno cree, no obstante, que a principios de 2025 "las fuerzas alcistas vuelvan probablemente a cobrar impulso", gracias a la reactivación del consumo privado, la recuperación de la demanda de productos industriales procedentes del extranjero y el repunte de la actividad inversora.
De esta manera, el Gobierno alemán espera que el PIB aumente un 1,1 % en 2025 y se acelere hasta el 1,6 % en 2026.
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