Por Lefteris Papadimas y Paul Taylor
ATENAS/GARMISCH-PARTENKIRCHEN, Alemania (Reuters) - El primer ministro griego Alexis Tsipras retomará las conversaciones con los acreedores de la zona euro en Bruselas la próxima semana después de decir al Parlamento que rechazaba las "absurdas" condiciones de un acuerdo para lograr fondos a cambio de reformas que alejase al país de la suspensión de pagos.
El punto muerto sin resolver de la deuda griega, que está afectando a los mercados financieros y podría dañar la recuperación económica mundial, penderá sobre la cumbre que reúne a los líderes del G7 en Alemania a partir del domingo. Un portavoz alemán dijo que Tsipras no fue invitado a las conversaciones del grupo de siete países más industrializados del globo.
Grecia pospuso un pago que debía hacer al Fondo Monetario Internacional hasta finales de junio, poniendo de relieve la precaria situación de liquidez del país y asustando a los mercados, aunque le concedió unos pocos días más para negociar un acuerdo vinculado a cierto alivio futuro para su deuda.
En un discurso desafiante ante el Parlamento heleno el viernes, el primer ministro de izquierdas equilibró su indignación sobre lo que denominó un "un truco de negociación muy malo", con la confianza de que un acuerdo estaba "más cerca que nunca" para mantener a su país en el bloque de la moneda única.
Un diplomático de la UE dijo que Tsipras volaría a Bruselas el martes antes de una cumbre UE-América Latina de dos días, y que sería una oportunidad para encontrar una solución, mientras expertos de Grecia y de sus acreedores de la UE y el FMI trabajan los detalles en negociaciones técnicas paralelas.
Al centrar su ira sobre dos de las principales demandas de los acreedores -la eliminación de un suplemento de ingresos para los pensionistas más pobres y la subida del iva a la electricidad- Tsipras dejó abiertas posibles alternativas a esas medidas para rubricar un acuerdo.
Diplomáticos de la UE han dicho la fecha límite para un acuerdo es mediados de junio a fin de que se consiga aprobación ministerial y respaldo parlamentario para un desembolso antes de que el rescate del país por 240.000 millones de euros venza a finales de este mes.
Los acreedores añadieron un incentivo al elevar la expectativa de liberar una aportación adicional de 10.900 millones de euros en fondos congelados originalmente destinados a la recapitalización de los bancos a la marea para rebajar la fuerte carga de vencimientos que tiene Atenas en julio y agosto.
La canciller alemana Angela Merkel trató de forzar un acuerdo antes de presidir una reunión anual de los líderes de los países más industrializados en Schloss Elmau, Baviera, a partir del domingo.
La mandataria germana tiene mucho interés en evitar que se convierta en otra cumbre sobre la crisis en la zona euro que mostraría las dificultades de Europa en la resolución de los problemas de su moneda única.
Funcionarios europeos dijeron que no querían recibir lecciones sobre Grecia del presidente estadounidense Barack Obama, y que esperaban que Merkel, el presidente francés François Hollande, el primer ministro italiano Matteo Renzi y los presidentes de la Comisión Europea y el Consejo Europeo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, discutiesen en los márgenes cómo llegar a una solución.
En un encuentro con periodistas antes de la cumbre del G7, el gobierno de Obama dijo: "Obviamente estamos alentando a todas las partes a seguir centrándose en la búsqueda de una solución que permita a Grecia trazar el camino hacia la recuperación."
Tsipras está bajo presión para firmar un acuerdo este mes mientras trata de aplacar a la línea dura de su partido Syriza, que se opone a los términos acreedores están exigiendo.
Un viceministro de extrema izquierda planteó como una salida la convocatoria de elecciones anticipadas para obtener legitimidad pública en la toma de decisiones difíciles para asegurar la ayuda.
Sin embargo, dos ministros dijeron el sábado que no veían necesarios unos nuevos comicios y un sondeo de opinión mostró que los griegos no tienen muchas ganas de volver a las urnas sólo cinco meses después de Tsipras lograse el poder con un programa de izquierda radical para poner fin a la austeridad.
La encuesta realizada por Metron Analysis para el semanario Parapolitica mostró que sólo el 35 por ciento de los griegos quieren que el gobierno rechace un compromiso con los acreedores, mientras que un 47 por ciento quiere que llegue a un acuerdo, aunque eso signifique hacer concesiones.
Un 73 por ciento no veía la necesidad de nuevas elecciones para aprobar un eventual acuerdo, frente a un 22 por ciento que dijo que era necesaria una votación. El sondeo también reveló que el 79 por ciento quiere permanecer en la zona euro, en línea con resultados de sondeos anteriores.