La Comisión Europea defendió este martes en el Parlamento Europeo la prohibición de facto de la venta de coches nuevos de gasolina y diésel a partir de 2035, y subrayó la división de izquierdas y derechas entre los eurodiputados sobre el objetivo clave de la política climática.
El comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, dijo en Estrasburgo que "el objetivo ha creado certidumbre para los fabricantes y los inversores", pero también ha dado tiempo suficiente para planificar una transición justa.
También se han fijado objetivos vinculantes para el despliegue de infraestructuras como los puntos de recarga, subrayó Dombrovskis, al tiempo que reconoció que el despliegue en toda Europa ha sido "desigual" hasta ahora. "Es urgente ampliar y distribuir uniformemente la infraestructura de recarga para apoyar el aumento de la adopción de vehículos eléctricos en todos los Estados miembros de la UE".
Jens Gieseke, responsable de Política de Transportes del Partido Popular Europeo (PPE), de centro-derecha, se refirió al mismo asunto como prueba de que "la transformación no está funcionando". Europa no estaba preparada y carecía de "la infraestructura necesaria para los vehículos eléctricos", afirmó el legislador alemán.
Gieseke -seguido por otros eurodiputados del PPE y partidos más a la derecha- también apuntó a la inminente fecha límite para un objetivo provisional de reducción de las emisiones de CO2 de los automóviles. Los fabricantes están muy lejos de su objetivo y se enfrentan a multas multimillonarias si no cambian radicalmente su cartera de ventas.
"Para 2025 nos enfrentamos al riesgo de tener que pagar sumas millonarias", advirtió Gieseke, y añadió: "La industria automovilística se encuentra en una crisis enorme. El marco legislativo es demasiado estrecho e inflexible. Las consecuencias son dramáticas".
El callejón sin salida de los vehículos eléctricos
En 2023 se venderán 10,7 millones de turismos en la UE, Noruega e Islandia, con una media de 106,6 gramos de emisiones de CO2 por kilómetro en condiciones de prueba, según datos provisionales de junio de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Se trata de una cifra muy inferior al límite actual de 115,1 gramos, que se reducirá a 93,6 gramos el año que viene en virtud de la legislación vigente desde 2019.De hecho, dado que los fabricantes de automóviles se enfrentan a una sanción de 95 euros por vehículo vendido por cada gramo en el que la media de su flota supere el límite, los datos de ventas y emisiones del año pasado se traducirían en una multa de más de 13.000 millones de euros para todo el sector si se repitieran en 2025. El incumplimiento del objetivo en el caso de las furgonetas añadiría probablemente un par de miles de millones al total.
Para Gieseke, la solución pasa por derogar la prohibición de los motores de combustión, "una vieja petición" de los conservadores alemanes del PPE. También abogó por "un enfoque amplio" de la descarbonización. "Centrarnos en los vehículos eléctricos es un callejón sin salida, necesitamos una amplia combinación de tecnologías, también necesitamos reconocer los combustibles neutros para el clima", dijo el eurodiputado.
Mohammed Chahim, del grupo de centro-izquierda Socialistas y Demócratas, advirtió de que China está "adelantando" a la UE en el desarrollo de su industria de vehículos eléctricos, haciéndose eco de la observación de Dombrovskis de que los fabricantes europeos se enfrentan a unos costes energéticos y de materias primas un 30% superiores a los de su principal competidor.
"Los coches eléctricos chinos son mucho más baratos; han tomado la delantera en esa tecnología", advirtió el legislador neerlandés. Pero defendió que la solución no es abandonar los objetivos de la política climática. "Las empresas y los colegas que presionan para que se retrase y se haga retroceder la legislación sólo piensan en el beneficio a corto plazo y no en el futuro de los trabajadores y, lo que es más importante, de los consumidores europeos", afirmó Chahim.
A pesar de las palabras de Chahim, el debate entre legisladores pareció pasar por alto la cuestión de abordar la brecha tecnológica con el vehículo eléctrico chino y el cierre de plantas en toda la UE. La UE ha desencadenado una guerra comercial al imponer aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos chinos, alegando subvenciones estatales injustas que Pekín niega.
Las industrias chinas disfrutan de una ventaja "en baterías, software, sistemas de infoentretenimiento", advirtió Dombrovskis en su discurso de apertura. "Hay una carrera mundial por las tecnologías de cero emisiones netas", dijo, señalando que la Agencia Internacional de la Energía ha pronosticado que uno de cada cinco coches vendidos este año será eléctrico. "Europa no puede permitirse quedarse rezagada y perder su ventaja competitiva en esta carrera", advirtió el comisario.