Bruselas, 9 nov (EFE).- La tasa a las transacciones financieras que once países europeos, entre ellos España, se comprometieron a poner en marcha en 2016 sigue logrando avances, pero no los suficientes como para anticipar cuándo podría entrar en vigor.
"Estamos en una fase en la que hemos solucionado casi todos los puntos", afirmó hoy el ministro austríaco de Finanzas, Hans Jörg Schelling, que lidera los trabajos del grupo.
Explicó que su propuesta de compromiso deja fuera del gravamen a los bonos soberanos y sus derivados.
"Creo que se ha hecho bastantes avances. Hemos ido definiendo una serie de cuestiones que estaban abiertas y yo creo que para el consejo de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) de finales de año seremos capaces de llevar ya una definición en grandes líneas del impuesto, con un consenso", afirmó el ministro de Economía español, Luis de Guindos.
"Soy optimista, creo que antes de final de año seremos capaces de tener las grandes líneas, y a partir de éstas, la Comisión Europea (CE) nos tiene que hacer una propuesta legislativa", afirmó.
Pese a que hace meses que se logró un acuerdo en principio sobre varias cuestiones, los socios no han logrado resolver otras de carácter fundamental, que impedirán que la tasa se introduzca en 2016 como se estipuló en un primer momento.
Schelling lamentó que en cada reunión de los once haya un país que plantee "deseos especiales".
En privado, fuentes diplomáticas reconocieron a Efe la falta de apetito que existe por parte de algunos socios para poner en pie el proyecto, ante las profundas diferencias que mantienen los países.
La intención de Schelling era solucionar hoy "los dos o tres puntos aún abiertos", ya que advirtió de que, si no se logra un consenso, "probablemente no habrá una solución y habrá que pensar cómo proceder con la iniciativa".
"Por eso trabajo ahora para que hoy lleguemos a solución", recalcó antes del encuentro, pese a lo que no ha conseguido su objetivo.
Preguntado por los productos que serían gravados con la tasa en su nueva propuesta de compromiso, el ministro austríaco indicó que de momento se trabaja en tasar "todo, salvo bonos soberanos y derivados para bonos soberanos".
De este modo se respeta la "línea roja" que defendió recientemente España, que era evitar que el acuerdo incluya gravar los derivados sobre deuda pública y los tipos de interés oficiales, para que la creación del impuesto no desincentive a los actores en los mercados.
"Puedo decir que se han decidido los criterios para gravar las transacciones en acciones y en el punto de los derivados, el punto que siempre defendía España, que era que la deuda pública tenía que quedar fuera, ha sido aceptado", dijo De Guindos.
Sin embargo, permanecen "otra serie de detalles" por resolver, según el ministro, quien indicó que los once países han "intentado definir cuál sería el horizonte temporal para la entrada en vigor del nuevo impuesto".
El ministro alemán del ramo, Wolfgang Schäuble, aseguró que los países se están "esforzando desde hace tiempo para llegar a un acuerdo" y consideró que hay una "posibilidad de avanzar un poco".
Sin embargo, ya advirtió de que él era "cauto" ante las expectativas de que hoy se lograra un avance que abriera definitivamente la puerta a la creación de la tasa.
El proyecto involucra a Alemania, Francia, Italia, España, Eslovenia, Austria, Portugal, Eslovaquia, Grecia, Estonia y Bélgica.