Emilio Crespo
Lisboa, 22 jul (EFE).- La coalición conservadora ha logrado mantenerse en el poder en Portugal tras una larga crisis de Gobierno, pero con límites, marcados por la jefatura del Estado, a la dura política de austeridad de los dos últimos años.
Pedro Passos Coelho, siempre alineado con Alemania en las medidas contra la crisis y considerado el mejor alumno de la troika, seguirá al frente del Ejecutivo, aunque con nuevas directrices anunciadas el domingo por el presidente portugués, el también conservador Aníbal Cavaco Silva.
Además de concluir el programa del rescate financiero luso, el objetivo marcado por el jefe de Estado como "prioridad", será la reactivación de la economía, hundida en su tercer año consecutivo de recesión, y la lucha contra el desempleo, situado en el 18 %, una cota que nadie recuerda en Portugal.
Esas han sido hasta ahora las demandas de la oposición, cuyos líderes no dejaron de recordarlas, junto a la exigencia de elecciones inmediatas, nada más confirmar Cavaco la continuidad del Ejecutivo de alianza conservadora por el fracaso de un pacto de salvación nacional con los socialistas.
El jefe de Estado anunció también que los dos partidos del Ejecutivo, el Social Demócrata (PSD, centroderecha) y el Centro Democrático Social Partido Popular (CDS-PP, democristiano), que suman mayoría absoluta, deben darle "garantías adicionales" de que su entendimiento es sólido.
La crisis lusa estalló hace tres semanas precisamente por las desavenencias entre esos partidos y Cavaco exige ahora que "estén sintonizados, de forma duradera e inequívoca".
También quiere que el Gobierno mantenga el diálogo con la oposición, los empresarios y los sindicatos y "dé valor" a sus propuestas".
La oposición acusa a Passos Coelho de cumplir al pide de la letra los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión y el Banco Central europeos, conocidos como la troika, y Cavaco instó anoche a la coalición a realizar "con firmeza y credibilidad" las negociaciones que exige la grave situación del país.
El jefe de Estado, reelegido en 2011 para un segundo mandato de cinco años y primer ministro con el PSD durante una década, advirtió de que "no abdicará de sus poderes", los cuales le permiten cesar al Gobierno o promover otro con o sin la disolución del Parlamento.
Cuando optó por llamar a los dos partidos del Ejecutivo y a los socialistas a un acuerdo de salvación, Cavaco se mostró dispuesto a convocar elecciones anticipadas en un año, una vez terminado el programa de rescate, en junio de 2014.
Passos Coelho criticó ese anuncio y consideró que creaba inestabilidad en Portugal, cuya crisis política ha hecho subir los intereses de la deuda, caer la bolsa y empeorar los pronósticos de las agencias de calificación financiera.
Pese a la agenda marcada por el jefe de Estado al primer ministro, cuya mayoría absoluta deberá pasar el trámite de una moción de confianza, los socialistas rechazaron la decisión presidencial e insistieron en reclamar elecciones inmediatas para dar un giro a la política económica.
La reforma del Estado que prepara Passos Coelho, a petición de la troika, para ahorrar 4.700 millones de euros, impidió el acuerdo de Gobierno entre conservadores y socialistas, que el viernes dieron por fracasada una semana de negociaciones.
La crisis política lusa ha quedado ahora en espera del veredicto de los mercados y de que Cavaco tome una decisión sobre la recomposición del equipo ministerial de Passos Coelho, que llegó a un acuerdo con su socio democristiano de Gobierno, Paulo Portas, para ascenderle a viceprimer ministro.
La renuncia de Portas el ministerio de Exteriores desató la crisis de Gobierno el pasado día 2, y aunque Passos Coelho negoció en pocos días la permanencia en el Ejecutivo, con más poder, del líder democristiano, Cavaco optó por no aceptarla y pedir un acuerdo de salvación nacional con la oposición. EFE