Barcelona, 27 oct (.).- Las aerolíneas de bajo coste se han adaptado mejor a la crisis provocada por la COVID-19 y han sido más resilientes que las tradicionales porque estaban menos expuestas al tráfico de larga distancia, según una investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
El trabajo recuerda que la pandemia ha provocado "una caída en picado" de los viajes a otros países y que en el segundo trimestre de este año, la bajada de ingresos de las aerolíneas llegó al 80 % respecto a 2019, con una parada casi total de la flota de pasajeros.
"La COVID-19 ha motivado la mayor crisis de la historia de la aviación. Para 2020, el sector de las aerolíneas tendrá una caída de más del 50 % en la oferta de plazas, casi 3.000 millones menos de pasajeros y 400.000 millones de dólares de pérdidas de ingresos", ha estimado Pere Suau-Sánchez, investigador principal del grupo SUMA (Sustainability and Management Research Group) de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.
Según este experto en transporte aéreo, aunque estos datos demoledores afectan a todo el sector, las aerolíneas de bajo coste han demostrado adaptarse mejor a este panorama de incertidumbre, según recoge en su investigación, que publica la revista 'Journal of Transport Geography', y en la que también ha participado Edgar Jiménez, de la Universidad de Cranfield (Reino Unido).
El trabajo revela que la disminución de plazas ofertadas durante marzo y abril de 2020 fue mucho más pronunciada en las aerolíneas tradicionales que en las de bajo coste, mientras que la tendencia de recuperación según se han ido levantando las restricciones de viaje es similar en ambos tipos de compañías.
"Las aerolíneas de bajo coste operan en mercados regionales (intracontinentales) y, en consecuencia, tienen menor exposición a las dinámicas de los mercados de largo radio (intercontinentales), que fueron los primeros en cerrar a principios de febrero y son los que se han mantenido más inactivos en la recuperación a causa de las restricciones determinadas por los Gobiernos", según el investigador de la UOC.
La investigación analiza, con unas métricas que no se habían utilizado hasta ahora, los efectos a largo plazo de las aerolíneas de bajo coste en los aeropuertos europeos e identifica los aeropuertos que más se han beneficiado de la consolidación de estas compañías desde 2001.
Los autores del trabajo han desarrollado dos nuevas métricas, una para medir la proporción de oferta de plazas de bajo coste respecto al total de plazas ofertadas en ese aeropuerto, es decir, que calcula la cuota de mercado de estas compañías, y la otra para ver la cuota de mercado de bajo coste en cada aeropuerto individual en relación con el aeropuerto que tiene el mayor número de plazas de bajo coste ofertadas.
"Esto nos permite comparar años distintos con una medida normalizada que es comparable", ha puntualizado Suau-Sanchez.
Tras analizar todos los vuelos programados en Europa de 2001 a 2019, la investigación revela que, en 2001, las aerolíneas de bajo coste representaban el 5,3 % del total de asientos disponibles del mercado, lo que significa 37 millones del total de 701 millones de plazas.
Entre 2001 y 2019, la oferta de viajes aéreos europeos se duplicó y el mercado de bajo coste creció de forma exponencial: aumentó hasta catorce veces su tamaño, de tal forma que en 2019 estas compañías representaban un 37,3 % del total de asientos ofertados, lo que se traduce en 534 millones de asientos de los 1.430 millones de plazas.
"Las compañías de bajo coste han democratizado el transporte aéreo en Europa y han liderado el desarrollo de tráfico en los aeropuertos europeos", según el experto, que destaca que los países de Europa del Este han experimentado una expansión de estas aerolíneas unos años más tarde que el resto de Europa.
De cara al futuro y teniendo en cuenta este nuevo escenario pospandémico, Suau-Sánchez sostiene que el sector aéreo tendrá menos compañías, concentrará su actividad en los mercados más grandes y tendrá menos pasajeros de negocios.