Zagreb, 20 may (.).- Croacia pretende convertirse el 1 de enero de 2023 en el vigésimo país de la Unión Europea (UE) que entre en la zona euro, para lo que cuenta con el apoyo mayoritario de la población, a la vez que se teme una subida de precios una vez que adopten la moneda única.
La Comisión Europea (CE) evaluará en su próximo informe de convergencia en junio si el país cumple todos los criterios necesarios para la entrada en la zona euro.
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christiane Lagarde, confirmó la semana pasada que el camino de Croacia hacia la eurozona evoluciona según lo previsto, por lo que es "probable" que Croacia sea admitida pronto.
EL EURO EN TIEMPOS DE CRISIS
"Ningún país ha entrado en la eurozona en tiempos de una crisis como ésta", advierte en Zagreb el presidente de los Sindicatos Independientes croatas (HNS), Kresimir Sever.
En declaraciones a Efe asegura que los sindicatos apoyan el cambio de la kuna, la actual moneda nacional, al euro, pero piden más mecanismos de control contra subidas injustificadas de precios.
Más del 20 % de los 3,9 millones de habitantes de Croacia estaba ya el año pasado en riesgo de pobreza, según la ONG Casa de los Derechos Humanos de Zagreb.
Eso ha generado el debate sobre si es conveniente introducir la moneda única en un momento de turbulencias económicas y geopolíticas, cuando el encarecimiento de combustibles y alimentos podrían reducir en hasta un 50 % el nivel de vida de los ciudadanos, advierten analistas locales.
La Ley sobre la adopción del euro, aprobada el 13 de mayo en el Parlamento con amplia mayoría de 117 votos a favor, una abstención y 13 en contra, fue rechazada por la oposición derechista.
"¿Cómo va a sobrevivir un jubilado con 40 años de trabajo y una pensión de 300 euros cuando una barra de pan llegue a costar dos euros?", objetó durante el debate parlamentario un diputado del partido Soberanistas.
En 2021, un 62 % de las pensiones de jubilación croatas estaba por debajo del umbral oficial de la pobreza, que es de 390 euros mensuales.
Croacia, que entró en la Unión Europea (UE) en julio de 2013, sigue siendo uno de los países más pobres de los Veintisiete, con el cuarto PIB por cápita en paridad al poder adquisitivo (70) más bajo del club comunitario, solo por encima de Eslovaquia (68), Grecia (65) y Bulgaria (55).
APOYO MAYORITARIO
No obstante, las encuestas han mostrado un apoyo estable al euro de más del 60 %, y la mayoría de la población confía en que la evolución sea parecida a la de otros países, donde la entrada en la eurozona supuso un aumento de precios de entre el 0,1 y 0,3 %.
"No creo que suframos ninguna desventaja. Ya todo lo calculamos en euros. Los precios de los apartamentos siempre se destacan, negocian y concluyen en euros, y solo luego calculamos la cantidad en kunas", explica a Efe una propietaria de una agencia inmobiliaria.
También el líder sindicalista Sever espera que el euro traiga una serie de mejoras.
"Van a disminuir los riesgos conectados al tipo de cambio y a la posible depreciación de la kuna en tiempos de gran turbulencia. Se manda un mensaje de estabilidad hacia los inversores y las agencias de calificación. Eso es bueno también para los ciudadanos", subraya.
CULMINACIÓN DE LA INTEGRACIÓN
El analista económico Goran Fizulic considera que Croacia en realidad llega tarde a la adopción del euro. "Somos una economía altamente eurizada. Pensamos en euros, contamos en euros, ahorramos en euros, determinamos los precios en euros" explica a Efe.
Según Fizulic, el nivel de vida mejorará, ya que la economía quedará liberada del gasto permanente de la conversión (actualmente 7,5 kunas por euro), a la vez que el esencial sector turístico, cuyos ingresos provienen en un 70 % de visitantes de la eurozona, recibirá un nuevo impulso.
El primer ministro croata, el conservador Andrej Plenkovic, afirma que la adopción del euro, así como la pronta entrada en el área Schengen, de libre circulación comunitaria, representan la culminación de un proceso que Croacia inició al presentar en 2003 su candidatura a la UE.
La transición, promete, se hará "sin coste para los ciudadanos" y de forma sencilla, clara, y transparente, "con la protección de los consumidores".
A partir del 5 de septiembre próximo y hasta 2024, todos los precios deberán indicarse tanto en kunas como en euros.
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