Washington, 26 jul (.).- España crecerá menos de lo esperado pero continuará haciéndolo por encima de la media de los países de la eurozona, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que redujo al 4 % su previsión de crecimiento para este año y al 2 % la del que viene.
En su revisión de las previsiones económicas globales, el Fondo redujo así en ocho décimas con respecto a abril su previsión para España de este año y en 1,3 puntos la de 2023.
El FMI ha sido menos optimista que el Gobierno español, que este mismo martes actualizó también sus previsiones y que augura tanto para 2022 como para 2023 crecimientos mayores que los del organismo internacional, del 4,3 % y del 2,7 %, respectivamente.
Según el Fondo, España seguirá siendo en cualquier caso la primera de las grandes economías del euro en lo que se refiere al crecimiento y lo hará por encima del conjunto de los países de la moneda única, que se sitúa en el 2,6 % este año y el 1,2 % el que viene, según las estimaciones.
“En términos de la tasa de crecimiento, esta es significativamente más alta que las que se ven en otros países de la zona del euro”, apuntó a Efe la subdirectora del departamento de investigación del FMI, Petya Koeva.
Entre los motivos que explican este mejor dato, Koeva recordó que España “es menos vulnerable a los cortes de gas ruso porque su dependencia es menor que la de países como Alemania o Italia”.
Además de esto, está habiendo "un impacto positivo de los fondos (de recuperación) de la Unión Europea, que están ayudando al crecimiento tanto este año como el próximo”, añadió.
UN .PLICADO PANORAMA EUROPEO
En abril pasado, en la primera estimación después de la invasión de Rusia a Ucrania, que comenzó en febrero, el FMI redujo en un punto su previsión de crecimiento económico para España, hasta el 4,8%, ocho décimas más que la estimación actual.
España se estaba recuperando, con un crecimiento del 5,1 % en 2021, tras la caída del 10,8 % que el PIB español sufrió en 2020 por la pandemia, entre las peores de los países desarrollados.
Pero después de que el conflicto se haya dilatado, las perspectivas para las economías europeas han sido "más negativas de lo esperado", debido a los altos precios de la energía, a un consumo más débil y a una actividad industrial lenta por los problemas de la cadena de suministro y las subidas de los costes de producción, apunta el informe.
En su revisión de este martes, el FMI sólo actualiza las cifras de las grandes economías europeas, y además de España también rebaja las previsiones de Alemania y Francia.
Alemania sufrió un recorte de las previsiones incluso mayor que el vivido por España, de 0,9 puntos, y el organismo internacional ahora sólo espera que su PIB aumente en un 1,2 % en 2022. En el caso de Francia, la estimación de crecimiento es del 2,3 %, seis décimas menos que las estimaciones previas.
Italia es el único país que se libra de la bajada y registrará un crecimiento de siete décimas en las previsiones, creciendo el 3 %, aunque estas estimaciones son previas a la fuerte crisis política que vive el país tras la dimisión del primer ministro Mario Draghi.
LA CLAVE, CONTROLAR LA INFLACIÓN
El FMI dibujó además un escenario posible y más trágico que sucedería si la inflación no se controla o si se produce un cese completo de las exportaciones de gas ruso a las economías europeas.
Por ello insistió en la necesidad de que los reguladores como el Banco Central lleven a cabo medidas para controlar la inflación, entre ellas poner en práctica una política monetaria más estricta que "inevitablemente tendrá costos económicos reales", pero cuya demora "solo los exacerbará", señala el FMI.
“La inflación es realmente el problema número uno de la mitad de la economía mundial en este momento y las autoridades que deben abordar este problema son los bancos centrales. Entonces, en ese contexto, este ajuste monetario que estamos viendo en todos los ámbitos de una manera muy sincronizada es realmente lo correcto", insistió a Efe Koeva.
Por parte de los gobiernos es necesario que se lleven a cabo “medidas dirigidas” hacia la población más vulnerable y no tanto políticas fiscales “que apoyen a una base amplia”.
“La forma en que se realiza el apoyo es realmente crítica en este momento. Una cosa buena es, por ejemplo, ofrecer efectivo a los hogares más pobres para compensar la pérdida de ingresos. No estamos a favor, sin embargo, de medidas como generalizar los recortes de impuestos sobre el combustible”, añadió.