Juris Kaza
Riga, 18 jun (.).- Las economías de los tres países bálticos presentan rasgos precarios al finalizar la primera mitad del año y sólo Letonia tiene indicadores positivos, mientras que Estonia y Lituania todavía muestran signos de recesión.
Algunos analistas señalan a Letonia como excepción a la recesión báltica, con una previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 1,4 % para 2023 y una tasa de desempleo que cayó al 5,5 % en mayo.
El PIB de Estonia disminuyó con precios constantes un 3,2 % interanual en el primer trimestre, según datos oficiales de finales de mayo.
Al mismo tiempo, Estadísticas de Lituania informó de una caída del PIB en los tres primeros meses del año del 2,5 %.
Morten Hansen, director del departamento de economía de la Escuela de Economía de Estocolmo en Riga (SSE Riga), declaró a EFE que "mientras Estonia y Lituania están en recesión, parece que la pequeña tasa de crecimiento positiva de Letonia puede atribuirse en gran medida a RailBaltica".
Se trata de un proyecto de infraestructuras de varios miles de millones de euros que se está construyendo en la capital, Riga, y en la línea principal de ferrocarril.
Peteris Strautiņs, economista jefe del Luminor Bank de Letonia, coincide en que "a principios de año, la construcción, con un rápido repunte, ha salido de un largo declive" al crecer un 17 % en el primer trimestre.
"La producción industrial está disminuyendo sustancialmente en Letonia y, sí, esto puede ser un indicador adelantado negativo junto con la disminución del PIB en Estonia y Lituania, nuestros dos mayores socios comerciales", advierte Hansen al expresar su escepticismo sobre las previsiones optimistas de algunos otros analistas respecto a un crecimiento positivo en Letonia.
"La economía lituana fue arrastrada a la recesión por el sector industrial, que fue el principal motor de la economía entre 2019 y 2022 al representar la mitad del 8,1 % del crecimiento logrado durante ese periodo", según Zygimantas Mauricas, director general de Luminor Bank en Lituania.
En Letonia, la economista jefe del banco sueco Swedbank, Liva Zorgenfreija, escribió en un reciente análisis que "la industria manufacturera se hunde aún más en número rojos".
Los datos de la Oficina Central de Estadística muestran que los volúmenes de producción de la industria decrecieron en abril un 8,8 % interanual, pero respecto al mes anterior, cayeron un 1,9 %, señaló.
Agregó que "los precios de producción también siguen bajando desde los máximos alcanzados en 2022".
En Estonia, la producción industrial descendió en abril un 15 % interanual.
"Aunque la producción industrial de Estonia lleva 11 meses consecutivos cayendo, el retroceso de abril es el mayor hasta la fecha. El descenso de la producción manufacturera de Estonia es el mayor de Europa y ha hecho retroceder la producción del país a niveles de 2018", escribió la radiotelevisión pública ERR en su portal.
Mientras que en el primer trimestre Estadísticas de Estonia informó de que la construcción contribuyó de manera positiva a la economía, un portavoz de BLRT Grupp de Estonia, uno de los mayores grupos industriales de los países bálticos, declaró recientemente que en ese sector se ha visto una caída del 25 %.
"Tenemos accesorios, carpintería metálica y otros productos que suministramos a la construcción: ha habido una bajada", subrayó.
Las cifras del PIB del primer trimestre también muestran que el sector de las tecnologías de la información y la comunicación ha entrado en declive.
Robert Müürsepp, jefe del equipo de contabilidad nacional de Estadísticas de Estonia, declaró que "esta forma de actividad económica, que solía ser uno de los motores clave de la economía estonia, lleva dos trimestres consecutivos desempeñando el papel contrario".
Mihkel Nestor, analista del banco sueco SEB (EPA:SEBF), considera que Estonia se encuentra en una recesión grave y generalizada y que tocará fondo en la segunda mitad del año.
En Letonia, el Gobierno de centroderecha del primer ministro, Krisjanis Kariņs, ha intentado convencer a los bancos de que concedan más préstamos para estimular la economía, pero Hansen se muestra escéptico al afirmar que las entidades bancarias aún no han olvidado el auge crediticio que desembocó en una profunda crisis hace 15 años.
"Los bancos son cautelosos, y deberían serlo porque no lo fueron durante el gran auge, pero creo que la escasez de préstamos se debe en gran medida a la falta de demanda por parte de prudentes prestatarios que se quemaron los dedos durante el auge al pedir demasiados préstamos", señaló.
En ese sentido, se mostró convencido de que no se va a producir un auge crediticio.