Berlín, 25 may (.).- La economía alemana podría cerrar este año con una ligera contracción, aunque todo apunte a que en el segundo semestre habrá quedado atrás lo peor, afirmó este jueves en una entrevista con EFE Timo Wollmershäuser, experto del instituto económico alemán Ifo.
La Oficina Federal de Estadística (Destatis) publicó este jueves los datos definitivos del producto interior bruto (PIB) del primer trimestre del año, según los cuales la economía alemana se contrajo un 0,3 % y entró así en recesión técnica al sumar dos periodos trimestrales consecutivos en negativo.
Estas cifras corrigen las provisionales anteriormente difundidas por ese departamento, que apuntaban a un estancamiento del PIB entre enero y marzo de 2023, después de la caída del 0,5 % que se había registrado en el último trimestre de 2022.
Wollmershäuser aludió a los pronósticos de primavera del instituto, publicados en marzo, que apuntaban, con un descenso en el primer trimestre, un estancamiento en el segundo y una ligera recuperación al final de año, a un crecimiento cero para el conjunto de 2022.
"Pero ahora el primer trimestre ha ido un poco peor y creo que el segundo tampoco irá tan bien como se pensaba. Para el conjunto del año podría haber un retroceso, un ligero descenso del producto interior bruto. Creo que no es improbable", señaló.
Se remitió al índice de confianza empresarial publicado ayer y al de gestores de compra difundidos el martes, de los que dijo que "no pintan muy bien", de manera que "no se puede contar ahora con un movimiento al alza muy fuerte".
Subrayó que mucho depende del consumo privado, que precisamente en el semestre de invierno es el que "abocó a la economía alemana a la recesión", cuando habitualmente constituye uno de los pilares del crecimiento.
Lamentablemente, los datos más recientes de consumo no muestran todavía un cambio de tendencia real a mejor, una de las razones, agregó, por las que ve con "cierto escepticismo" este segundo semestre en curso.
De la misma manera, cuando llegue quizá la recuperación, en la segunda mitad del año, será debido precisamente al consumo, y por dos razones, indicó.
Por un lado, a lo largo del año se verá un importante aumento del los ingresos, gracias al resultado de algunas negociaciones colectivas y a los pagos de las primas por inflación y al mismo tiempo, la subida de los precios de los bienes y servicios se ralentizará lentamente y "el pico habrá quedado realmente atrás".
Destacó que los precios de la energía ya no están subiendo e incluso bajarán en los próximos meses y se mostró convencido de que también en todos los otros bienes y servicios se está alcanzando lentamente el pico.
Aún así, eso no significará que a finales de año Alemania tenga tasas de inflación del 2 %, sino probablemente en torno al 4 %, pero el aumento de salarios debería ser mayor que el de los precios, lo cual debería hacer arrancar de nuevo el consumo, agregó.
A ello se suma que el Banco Central Europeo mantenga su rumbo, lo cual contribuirá también a reducir la inflación, apuntó.
La última contracción importante de la economía alemana tuvo su causa en la pandemia del coronavirus, cuando el PIB cayó en 2020 casi un 4 % y después de diez año de bonanza.
Según Wollmershäuser, estos dos eventos -la pandemia y la guerra- y, en general, estos últimos años en su conjunto han afectado mucho a todas las economías, no sólo a la alemana.
"Todos estos acontecimientos de los últimos años, más las cuestiones subyacentes" del cambio climático, la electromovilidad, el suministro de energía, la digitalización y demás, "han tenido un enorme impacto en Alemania" y "no han pasado sin dejar huella en la economía alemana".
Han sido "tiempos difíciles", no sólo en términos económicos, sino también porque han cambiado la transformación estructural enormemente, agregó.