Roma, 23 jun (.).- El Gobierno italiano ha analizado este jueves con los sindicatos y con las principales empresas automovilísticas del país el plan de Europa de prohibir la venta de coches de combustión desde 2035, una cuestión que divide al Ejecutivo nacional.
La reunión se ha celebrado por iniciativa del ministro de Desarrollo Económico y miembro de la ultraderechista Liga, Giancarlo Giorgetti, que desde hace tiempo se opone a este plan y pide una transición más gradual hacia un mundo más verde.
Junto a él, los ministros de Transición Ecológica, Roberto Cingolani; de Economía, Daniele Franco; de Transportes, Enrico Giovannini, y de Trabajo, Andrea Orlando, han escuchado durante tres horas las preocupaciones de los sindicatos y de las empresas del sector automovilístico sobre los desafíos de la industria para adaptarse a este nuevo contexto y la pérdida de trabajos que puede conllevar.
La reunión se ha celebrado en vista de la votación que se celebrará el 28 de junio en Bruselas sobre la propuesta de la Comisión Europea acerca del reglamento de estándares de emisiones de CO2.
La Asociación Nacional de la Industria del Automóvil (Anfia) ha cifrado en 73.000 los empleos que la industria puede pulverizar en Italia hasta 2040, de los que 67.000 se eliminarían ya en el periodo 2025-2030.
En este sentido, Giorgetti ha destacado la importancia de dar apoyo gubernamental a la investigación para avanzar en la electrificación de la industria y alcanzar la neutralidad tecnológica, informó su ministerio en un comunicado.
Pero al mismo tiempo, recordó que países europeos como Alemania "empiezan a preguntarse seriamente si no es necesario replantear el calendario y los métodos de la transición ecológica, poniendo atención a la responsabilidad social y económica junto a la sacrosanta batalla medioambiental".
La situación de incertidumbre actual derivada por la guerra en Ucrania, que está obligando a países como Italia o Alemania a incrementar sus compras de carbón como medida de precaución por los posibles recortes del gas ruso de cara al próximo invierno, amenaza con poner en duda el plan de descarbonización europeo.
El ministro subrayó que hay que "poner en marcha herramientas interesantes que acompañen a la cadena de suministro en el camino de la transición".
Las reticencias de este ministro, considerado mente económica de la Liga, son compartidas por el de Transición Ecológica, Cingolani, que fue colocado por Mario Draghi para hacerse cargo de una de las carteras más importantes del país, pues ha sido el encargado de diseñar los proyectos "verdes" que recibirán más de un tercio de los fondos europeos de recuperación que obtendrá Italia hasta 2026.
Cingolani, independiente, opina que Italia está comprometida con "la rápida descarbonización del sector del automóvil", pero que deben establecerse plazos diferentes para los coches (2035) y las furgonetas (2040).
El Gobierno italiano está encontrando dificultades para acordar una postura común, porque el ministro de Transportes, Enrico Giovannini, también independiente, es partidario de apoyar el plan de Europa y cree que 2035 es una "fecha razonable" para dejar de vender vehículos de diésel y gasolina.