Por Liam Proud
LONDRES, 19 feb (Reuters Breakingviews) - Cuando las fusiones y adquisiciones en el sector bancario salen mal, son los contribuyentes quienes pagan el pato. En parte por eso, los intentos de adquisición hostiles y no solicitados suelen ser raros y poco exitosos en la banca. Sin embargo, teniendo en cuenta el respaldo de los reguladores europeos a la concentración bancaria, y la inesperada oferta de Intesa Sanpaolo (MI:ISP) sobre UBI Banca (MI:UBI), los directivos financieros tienen razones suficientes para pensar que están de vuelta. Un acuerdo más grande y de carácter internacional sería la verdadera prueba de que es así.
El troceo del ABN Amro (AS:ABNd) entre Royal Bank of Scotland (LON:RBS), Santander (MC:SAN) y Fortis en 2007 fue el mayor ejemplo de una adquisición hostil en el sector bancario. También es probablemente parte de la razón por la que estas transacciones son raras. El grupo holandés finalmente sucumbió a la oferta del trío, por 71.000 millones de euros, pero la carga que asumieron RBS (NYSE:RBS_pl) y Fortis contribuyó a su colapso y a los subsecuentes rescates estatales el año siguiente. Las operaciones no solicitadas pueden ser una señal de una asunción de riesgos excesiva, y pueden hacer que los compradores se vean atrapados con activos que no entienden.
Esto explica en parte por qué las operaciones bancarias hostiles a menudo no tienen éxito. Sólo ocho han sido exitosas desde 1990, según datos de Refinitiv, excluyendo operaciones de menos de 1.000 millones de dólares. Otros 23 acuerdos, el 72% del total, acabaron en papel mojado. Ejemplos notables son el intento de Lloyds (LON:LLOY) TSB en 2001 de adquirir Abbey National, que las autoridades de competencia bloquearon, y el intento de Sumitomo Mitsui Financial (T:8031) en 2004 de adquirir todas las acciones de UFJ.
La propuesta de Intesa de comprar UBI, anunciada a última hora del lunes por el consejero delegado del comprador, Carlo Messina, podría dar un impulso a los acuerdos no solicitados. Es poco probable que Messina haya anunciado la oferta de casi 5.000 millones de euros sin algún guiño previo de los reguladores.
Importantes autoridades como Andrea Enria, que preside el consejo de supervisión del Banco Central Europeo, han expresado desde hace tiempo su apoyo a las fusiones para ayudar a mejorar la precaria rentabilidad del sector. Por lo tanto, es posible que los reguladores miren con buenos ojos operaciones en las que grandes bancos bien gestionados compran competidores más pequeños en regiones que ya conocen bien. Otros bancos grandes europeos, como el francés BNP Paribas (PA:BNPP) y el español BBVA (MC:BBVA), podrían verse tentados a intentar algo similar.
Un acuerdo transfronterizo no solicitado, como el del ABN Amro, podría ser otra cuestión. Los reguladores nacionales podrían negarse a ceder el control de una entidad financiera como el alemán Commerzbank (DE:CBKG) a un rival europeo. Y los acuerdos internacionales suelen ser más complejos, con más posibilidades de salir mal.
Aun así, los políticos podrían ver con buenos ojos incluso un acuerdo hostil que cree un campeón bancario paneuropeo para defenderse de los bancos de inversión estadounidenses como JPMorgan (NYSE:JPM).
Para un asesor de fusiones y adquisiciones ambicioso que busque un nuevo enfoque, vale la pena al menos una pensada.
(El autor es columnista de Reuters Breakingviews. Las opiniones vertidas en esta columna son responsabilidad exclusiva de su autor)
(editado por Neil Unmack y Karen Kwok; traducido por Tomás Cobos)