Madrid, 8 sep (.).- El Banco de España prevé para el conjunto de las economías de Latinoamérica una contracción del PIB "de una magnitud sin precedentes" como consecuencia de la pandemia de coronavirus, y calcula que muchas de las economías de la región no recuperarán los niveles de actividad previos hasta 2022.
En un documento sobre la evolución de la pandemia de COVID-19 en la zona y sus efectos económicos, el organismo señala que aunque cabe esperar que las principales economías registren tasas de crecimiento positivas en los próximos trimestres, la recuperación será frágil y muy gradual.
Debido a las limitaciones estructurales y los escasos márgenes existentes para adoptar políticas de estímulo adicionales, las principales economías de la región no se recuperarán antes de 2022.
Desde junio la región se ha convertido en el epicentro mundial de la pandemia, al registrar casi la mitad de los fallecimientos diarios por esta causa en el mundo, que no han conseguido evitar o reducir las medidas de confinamiento y distanciamiento adoptadas, similares a las de otras partes del mundo.
En términos de caída de la actividad, el Banco de España destaca negativamente a Perú, con una contracción superior al 35 % en abril respecto al nivel de actividad de febrero, y, en sentido contrario, Brasil, donde la actividad solo se redujo un 15 % respecto a su nivel de febrero.
Estas diferencias obedecen, según el documento, a la distinta severidad de las medidas de confinamiento, con una elevada y significativa relación negativa entre la evolución de la actividad económica y los índices de restricción, tanto de movilidad como de severidad de las medidas de confinamiento.
La caída del PIB en el segundo trimestre superó el 14 % en tasa intertrimestral, un porcentaje superior a la de casi todas las regiones del mundo, si bien con notables diferencias entre países, ya que en Perú el PIB se contrajo más de un 27 %, mientras que en Brasil lo hizo en un 9,7 %.
Latinoamérica padece una serie de debilidades estructurales, como los elevados niveles de pobreza, la menor calidad institucional respecto a otras áreas económicas emergentes, la elevada tasa de informalidad del mercado de trabajo, la relativa debilidad del sistema sanitario y la alta proporción de la población que reside en áreas urbanas.
Todo ello ha agravado la vulnerabilidad de la región ante la pandemia.