Caracas, 6 jun (.).- La economía de Venezuela arrancó el año diferente a lo esperado, con un "frenazo" en el primer trimestre que redujo las perspectivas de crecimiento para 2023, una tendencia que los expertos prevén se revierta los meses siguientes con mejoras en algunos sectores, entre ellos el petrolero.
El país, que perdió casi el 80 % de su PIB entre 2014 y 2021, según estimaciones independientes, vivió un proceso de mejora que el Gobierno se ha encargado de promocionar, mientras especialistas miraban con cautela, al considerar que es "desigual" y difícil de sostener en el tiempo.
La firma Ecoanalítica, según dijo a EFE su director, Asdrúbal Oliveros, esperaba para este año un crecimiento del 8 % respecto a 2022, proyección que en marzo redujo a un 2 % ante la "contracción importante del consumo" y de la actividad de "muchos sectores" durante los primeros tres meses.
"2023 arrancó más bien con una economía detenida, (...) y las perspectivas de crecimiento cambiaron drásticamente. (...) En este momento, el consenso (entre los analistas) está por debajo de 5 % y, en el caso nuestro, lo que vemos es un crecimiento muy exiguo de 2 %", dijo el economista, quien alertó de un deterioro "en las condiciones sociales".
Esta situación se evidencia en el descontento en la calle, donde las protestas aumentaron un 23 % en los cuatro primeros meses, cuando hubo, al menos, 3.303 manifestaciones, frente a las 2.677 del año pasado, según el Observatorio de Conflictividad Social (OVCS).
Del total, 2.465 fueron de trabajadores, motivados por la "precarización de los salarios" en medio de un "escenario económico dolarizado e inflacionario", advirtió la ONG.
LAS CAUSAS
Oliveros explicó que el Gobierno ha aplicado una política "contra la dolarización" que ha tenido impactos "contraproducentes en la dinámica económica", con medidas como un impuesto del 3 % a los pagos en divisas -que encarece los productos y "potencia la inflación"- y la restricción de la "capacidad de los bancos de transferir dólares a sus clientes".
Este plan es, a su juicio, "contradictorio", porque la dolarización, que el propio Gobierno "empezó a alentar" a partir de 2018, "ha ayudado muchísimo a generar certidumbre, a permitir el desarrollo de la actividad comercial" y a que "algunos segmentos de la población también tuvieran acceso" a divisas.
Otro factor es la "propia situación del sector público" -que emplea "cerca del 30 % de la fuerza laboral"-, donde los sueldos "son extremadamente bajos", lo que disminuye el consumo y, por tanto, la actividad comercial e industrial.
Ecoanalítica calcula que el volumen de ventas cayó un 15 % en el primer trimestre respecto al mismo lapso de 2022.
Durante este período, según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), entidad independiente al margen del Banco Central, la economía se contrajo un 8,3 % en comparación con enero y marzo del año pasado, tras siete trimestres consecutivos de crecimiento, por una caída en la producción y las ventas.
La Confederación de Industriales (Conindustria) advirtió recientemente que la "baja" demanda nacional es el principal factor que afecta a la actividad manufacturera, seguido de otros como la falta de financiación, los "excesivos" tributos y la "precariedad" de los servicios básicos.
SIGNOS DE MEJORA
Si bien el 78 % de los empresarios aseguran que la situación económica empeoró en el primer trimestre, según Conindustria, el 56 % son optimistas, al prever una mejora "dentro de 12 meses".
Ecoanalítica prevé también "algunos signos de mejora", sobre todo para el segundo semestre, principalmente en el sector petrolero, donde se espera un "leve" aumento en el flujo de ingresos gracias al "acuerdo con la empresa estadounidense Chevron (NYSE:CVX)" y a que, "probablemente, pueda concretar acuerdos con empresas europeas como Repsol (BME:REP) y Eni (BIT:ENI)".
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