Basilea (Suiza), 24 jun (EFE).- La situación general del sector bancario se asemeja en 2012 a la que siguió al colapso de Lehman Brothers, como indican los precios en los mercados de renta variable y de deuda y según el Banco de Pagos Internacionales (BPI).
En el informe anual publicado hoy, que analiza el sistema financiero internacional entre junio de 2011 y comienzos de junio de 2012, el BPI advierte de la dependencia de muchos bancos de la financiación de los bancos centrales.
"Con esta perspectiva negativa del mercado y una crisis de confianza entre las propias instituciones financieras, numerosos bancos dependen sobremanera de la financiación del banco central y no están en condiciones de promover el crecimiento económico", según el BPI.
Añade que "una prioridad inmediata es que los bancos, abrumados por su legado de activos, saneen sus balances vía reconocimiento de pérdidas y recapitalización".
Esto ayudaría a restaurar la confianza en el sector y restablecería el acceso a los mercados de financiación tradicionales, recomendó el BPI.
Las operaciones extraordinarias de financiación a tres años, lanzadas por el Eurosistema a finales de 2011, ayudaron a estrechar los diferenciales de los seguros de impago de deuda de los prestamistas de la zona del euro, pero en la primavera de 2012 volvieron a alcanzar niveles similares o incluso superiores a los vistos tras el colapso de Lehman Brothers.
Ha cambiado la percepción del riesgo de crédito relativo: si a finales de 2008 se estimaba que la banca estadounidense entrañaba más riesgo, desde 2010 la banca de la zona del euro ha tomado el relevo, según el BPI.
"La banca china ha aumentado su rentabilidad gracias a la imposición de márgenes mínimos oficiales, pero, dado que estas prácticas menoscaban la rentabilidad obtenida por los depositantes, el sector se expone a la merma de su base de depósitos a medida que surjan alternativas de ahorro atractivas fuera del sector bancario", dijo el BPI.
También han surgido diferencias entre la banca de economías avanzadas y de mercado emergentes en lo que respecta a los ajustes por deterioro en operaciones de crédito y préstamo.
En el caso de los bancos de Europa, Estados Unidos y Japón, los ajustes pasaron del 30 % del resultado operativo bruto en 2008-09 a menos del 20 % un año después.
En las entidades europeas ese valor repuntó al 25 % en 2011, lo que sugiere que su legado de activos aún pesa sobre sus resultados.
En cambio, los ajustes por deterioro de los bancos con sede en mercados emergentes no llegaron al 20 % de su resultado operativo bruto entre 2006 y 2011, en un entorno de rápido crecimiento del crédito.
De cara al futuro, los reguladores alentarán a los principales bancos a gestionar su base de capital empleando una gama más amplia de instrumentos, como por ejemplo los bonos convertibles ("bail-in" y "cocos).
Los bonos «bail-in» protegen a depositantes y contribuyentes al imponer pérdidas a sus tenedores ante una eventual quiebra bancaria y los bonos convertibles contingentes (cocos) se convierten en acciones cuando un banco incurre en dificultades al objeto de intentar mantenerlo solvente y en funcionamiento.
"Varios bancos europeos ya han emitido "cocos" con activadores de conversión basados en coeficientes de capital regulatorio", apostilló el BPI.
El papel que desempeñarán en el futuro este tipo de instrumentos financieros dependerá en gran medida de si logran suscitar una demanda suficiente entre los inversores no bancarios y de si el mecanismo de conversión protege a los bancos emisores frente a conductas especulativas.
Otro indicio preocupante es que las actividades de negociación, tras haberse retraído brevemente durante la crisis, vuelven a ser una de las principales fuentes de ingresos para los grandes bancos, advierte el BPI.
"Las enormes pérdidas recientes en operaciones con derivados nos recuerdan los peligros que esto conlleva", dijo el BPI sin citar casos concretos pero en clara alusión a J.P. Morgan. EFE