Pekín, 6 nov (EFE).- Los desacuerdos sobre las respectivas
concesiones ante el cambio climático y los conflictos comerciales,
como los aranceles de EEUU sobre tubos de acero chinos serán algunos
de los puntos de la agenda de la visita del presidente Barak Obama a
China.
Según anunció hoy el Ministerio chino de Asuntos Exteriores, el
presidente de EEUU realizará su primera visita a China del 15 al 18
de noviembre, en la que viajará primero a Shanghái y a continuación
a Pekín, donde permanecerá la mayor parte del tiempo y se reunirá
con los líderes chinos.
El viceministro de la cartera, He Yafei, señaló hoy en un
encuentro con la prensa que Obama se reunirá, aparte de con su
homólogo chino, Hu Jintao, con otros líderes para hablar de los
vínculos económicos, comerciales y militares bilaterales, en los que
"todavía existen algunas diferencias" entre la primera y la tercera
potencia económica.
"Se trata de la primera visita de Obama a China", explicó He.
"Creemos que es un gran evento para las relaciones entre China y
EEUU. Ambos son países de gran influencia, con una serie de asuntos
cruciales para el mundo y la humanidad".
Hu y Obama han mantenido dos reuniones desde que el segundo
asumió su cargo este año: la primera vez en Londres, en abril,
cuando ambos "lograron importantes consensos acerca de llevar la
relación bilateral a una nueva era en el siglo XXI", recordó He; y
la segunda vez en septiembre en Nueva York.
"Las relaciones bilaterales entre China y EEUU se encuentran
ahora en un nuevo punto histórico", un estatus que el país asiático
espera se reafirme con la visita de Obama y que incluye un
intercambio de relaciones al más alto nivel, incrementar la relación
estratégica mutua y la cooperación en áreas como la economía, el
comercio, la energía, la lucha antiterrorista, la ley y la no
proliferación.
Este nuevo estatus "incluye también intercambios militares entre
ambos países", y refuerza la cooperación en la lucha contra
problemas globales, tales como la crisis financiera, o la seguridad
nuclear y alimentaria, entre otros, prosiguió el viceministro.
Sin embargo, varios conflictos enturbian este destacado momento
en las relaciones entre ambas potencias, ideológica y teóricamente
antagónicas. El último de ellos fue hecho público ayer: la
aplicación de aranceles antidumping (competencia desleal)
preliminares de entre un 36,53 y un 99,1 por ciento contra los tubos
de acero chinos que se usan para extraer petróleo.
El viceministro de Comercio, Yi Xiaozhun, señaló que la medida
afecta a un volumen de exportación china de 3.200 millones de
dólares (2.148 millones de euros), según datos de la Administración
de Aduanas del país asiático de 2008, "por lo que se trata realmente
de un gran caso, que preocupa profundamente a China".
Yi acusó a Washington de aplicar dobles estándares y medidas
discriminatorias contra China, que no están en consonancia con las
normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en la que el
país asiático se integró en 2001.
En cuanto al cambio climático, la postura de China para la
próxima cumbre de Copenhague a mediados de diciembre es clara: los
primeros que tienen que recortar emisiones son los países más ricos,
que tienen una mayor responsabilidad en el problema, y deben ayudar
financiera y tecnológicamente a los menos desarrollados.
China se acoge a la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio
Climático, al protocolo de Kioto y al mapa de Bali. "Estos
documentos son un acuerdo de todos los países. Quizás EEUU no los ha
firmado todos, pero esos principios están reconocidos
universalmente. Así que esperamos que EEUU tenga una actitud
positiva para conseguir un resultado en Copenhague".
Pekín espera también un consenso en asuntos relacionados, como la
conservación energética y el desarrollo y utilización de nuevas
tecnologías del sector.
En cuanto a los conflictos por violaciones de los derechos
humanos, parece que la administración Obama está manteniendo un
perfil bajo en lo que hoy Pekín insinuó como un acuerdo tácito de no
interferencia recíproca. EFE