Washington, 7 jun (EFE).- Tres fondos de pensiones de Indiana,
que poseen cerca de 42 millones de dólares de los 6.900 millones en
préstamos garantizados de Chrysler, pidieron hoy al Tribunal Supremo
de EEUU que aplace la venta de Chrysler a Fiat.
Los fondos presentaron la solicitud de aplazar el acuerdo ante la
jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg, encargada de estos
temas en la Corte de Apelaciones de Nueva York.
La magistrada podría actuar de "motu proprio" o enviar el caso al
pleno de la Corte, formada por nueve magistrados.
Una decisión de este tipo, en caso de que la petición se elevara
al pleno tendría que ser aprobada por cinco de los nueve miembros
del Supremo.
La petición se produce después de que el pasado viernes el
Tribunal Federal de Apelación de Nueva York aprobara la autorización
judicial concedida a Chrysler para que el grupo automovilístico, que
se declaró en bancarrota el pasado 30 de abril, venda la mayor parte
de sus activos a un grupo liderado por la italiana Fiat.
Esa corte confirmó la autorización del Tribunal de Bancarrotas de
Nueva York, aunque bloqueó la venta hasta el próximo lunes a la
espera de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos confirme si
atenderá la apelación de los fondos de inversión que se oponen a la
operación.
Esos tres fondos representan los intereses de profesores y
policías retirados de ese estado, entre otros, y son titulares del
1% del capital de Chrysler.
Alegan que la venta perjudica injustamente a los accionistas
titulares de bonos asegurados (respaldados con activos de la
empresa), en favor de quienes tienen acciones no aseguradas.
Además, consideran inconstitucional que, sin la autorización
previa del Congreso, Chrysler recibiera 8.000 millones de dólares
del Programa de Alivio de Activos Depreciados (TARP, por su sigla en
inglés) que puso en marcha el Gobierno estadounidense.
Si la venta no se cierra antes del 15 de junio, Fiat tiene
derecho a suspender la operación, de la que también está pendiente
toda la producción de Chrysler, congelada hasta que se conozca el
resultado.
El juez federal de bancarrotas encargado del caso, Arthur
González, aprobó la venta el pasado domingo, con el argumento de que
los fondos no tenían razón para quejarse, ya que recibirían lo que
les corresponde de los 2.000 millones de dólares de fondos del TARP
que se reservaron para pagar a los accionistas con bonos asegurados.
La cantidad que se les pagará será, según el juez, muy superior a
la que recibirían si Chrysler no pudiera salir de la bancarrota y
hubiera que liquidarla.
Si finalmente se completa la operación tal y como está prevista,
el nuevo Grupo Chrysler estará controlado en un 55% por una sociedad
fiduciaria vinculada al sindicato United Auto Workers (UAW) -sin
poder de gestión-, mientras que Fiat controlará un 20% inicialmente,
aunque ese porcentaje podrá crecer hasta el 35% si se logran ciertos
objetivos.
Entre los accionistas minoritarios estarán el Gobierno de Estados
Unidos, con un 8%, y el de Canadá, con un 2%.
El fabricante estadounidense de automóviles se declaró en quiebra
el 30 de abril después de que un grupo de acreedores se negara a
cancelar 6.900 millones de dólares de deuda a cambio de recibir
2.000 millones en metálico. EFE