José Manuel Sanz
Bruselas, 8 may (EFE).- Los gobiernos europeos han aceptado el
pulso que los especuladores están dispuestos a echar a la moneda
única europea y, en una serie de decisiones sin precedentes, afilan
este fin de semana sus armas de defensa.
La cumbre del Eurogrupo celebrada anoche en Bruselas marcará un
punto de inflexión en la historia de la moneda única después del
compromiso en favor de "la estabilidad, la unidad e la integridad"
de la zona al que llegaron los dieciséis gobernantes.
En vista de las "circunstancias excepcionales" de los últimos
días, con caídas espectaculares de las bolsas y una especulación
imparable en los mercados de deuda pública, los miembros de la zona
euro acordaron ayer la creación inmediata de un "mecanismo europeo
de estabilización" que devuelva la calma y proteja a la moneda
única.
Sin más dilación, los veintisiete ministros de Economía y
Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) celebrarán mañana una reunión
extraordinaria en Bruselas para concretar los detalles de ese
instrumento multilateral de ayuda.
El Consejo Ecofin, el único que puede adoptar legislación
relativa a la unión económica y monetaria, será presidido por la
vicepresidenta segunda del Gobierno español, Elena Salgado, quien ha
convocado el encuentro para las 15.00 horas (13.00 GMT).
La reflexión sobre la necesidad de contar con ese mecanismo
comenzó hace semanas, cuando los gobiernos europeos se dieron cuenta
de que la grave crisis presupuestaria en Grecia se les iba de las
manos.
Para salvar de la quiebra a este socio de la Eurozona, los otros
quince gobiernos y las instituciones comunitarias (Comisión Europea
y Banco Central Europeo) tuvieron que improvisar un mecanismo de
rescate 'ad hoc' basado en la entrega de préstamos bilaterales
coordinados desde Bruselas junto a una aportación significativa del
Fondo Monetario Internacional (FMI).
Se ha tratado de un paquete financiero sin precedentes, por valor
de 110.000 millones de euros en tres años, para una pequeña economía
(apenas el 2% del PIB de la UE), y cuya tramitación ha requerido
pese a todo cinco meses de difíciles negociaciones.
Los mercados se dieron cuenta enseguida de las enormes
dificultades que tendrían los europeos si una economía más grande
que la griega, léase la española o la italiana, entraba en
dificultades para reembolsar su deuda.
La Comisión iba a presentar el próximo miércoles su propuesta de
mecanismo de asistencia para ese hipotético escenario, pero el
huracán que ha barrido esta semana los mercados internacionales y el
sistema bancario europeo ha aconsejado acelerar el proceso.
La crisis de la deuda griega empieza a contagiarse a otros países
del sur de Europa, que han visto cómo se disparaba el tipo de
interés que tienen que ofrecer a los inversores para colocar sus
emisiones de bonos y obligaciones.
Sin una intervención rotunda e inmediata, que corte las ventas
masivas de bonos, lo que peligra además es el sistema bancario
europeo en su conjunto, porque es el que acumula más deuda de estos
países.
Las principales entidades bancarias europeas han encabezado las
pérdidas bursátiles durante toda esta semana.
Aunque no han trascendido detalles sobre la intervención que
mañana propondrán las autoridades de Bruselas al Consejo Ecofin,
tanto el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, como el
de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, han subrayado que se
recurrirá a "todos los medios" imaginables.
Los Veintisiete podrían autorizar a la Comisión a hacer uso
dentro de la eurozona de la facilidad financiera para la balanza de
pagos que ahora se reserva exclusivamente a los socios europeos no
miembros del euro.
La Comisión, que goza en nombre de la UE de la máxima
calificación crediticia (AAA), puede obtener préstamos en los
mercados internacionales a un tipo de interés muy ventajoso que
luego traslada al estado con dificultades.
Hungría, Letonia y Rumanía ya están haciendo uso de los préstamos
de esta facilidad financiera comunitaria.
La declaración de la cumbre del Eurogrupo afirma que todas las
instituciones de la zona -el Consejo, la Comisión y también el Banco
Central Europeo-, así como cada uno de sus estados miembros harán
uso de "todos los medios a su alcance" para evitar el colapso del
sistema.
Todos los líderes coincidieron anoche en que la crisis ya no es
sólo griega, sino que se ha convertido en un peligro "sistémico".
El Banco Central Europeo (BCE) podría decidir una inyección
masiva de liquidez a corto plazo y bajo precio, como hizo
inmediatamente después de la quiebra en 2008 del banco de inversión
estadounidense Lehman Brothers desencadenante de la ola de pánico
que condujo a la peor crisis desde la década de 1930.
La posibilidad de que el BCE compre deuda soberana en el mercado
secundario, y se convierta así en garante de emergencia de esos
títulos que están debilitando a los bancos europeos, también era
evocada anoche en círculos diplomáticos. EFE