Noemí G. Gómez.
Madrid, 13 jun (EFE).- La búsqueda de una fuente de energía
segura, limpia e inagotable es, hoy, uno de los grandes retos de la
comunidad científica, y la fusión puede estar entre las soluciones,
según los expertos, que no obstante advierten de que en energía no
hay un remedio sencillo ni único, de ahí la necesidad de investigar.
Bajo esta premisa nació en 2006 el proyecto ITER, un reactor
experimental en el que se pretende reproducir las reacciones de
fusión que tienen lugar en el Sol y otras estrellas con el objetivo
de generar energía, y que, según sus responsables, no se verá
amenazado por la crisis, pese a que su precio se ha duplicado.
El ITER, del que ya han comenzado sus obras, se construirá en
Cadarache (Francia), gracias a un acuerdo entre la UE (responsable
de aproximadamente el 45 por ciento del proyecto), China, India,
Japón, Corea, Rusia y EEUU, con una duración inicial de 35 años con
el fin de construir (10 años), explotar (20 años) y desactivar (5
años) las instalaciones de este reactor.
Sin embargo, el futuro de este proyecto pasa por un aumento de
sus recursos.
Por eso, el pasado mayo, la Comisión Europea hizo pública una
comunicación en la que pidió al Consejo y al Parlamento europeos la
búsqueda de una base financiera "sólida y sostenible" para el ITER.
Y es que, según cifras de la Comisión, la aportación sólo de la
UE será de 7.200 millones de euros, frente a los 2.700 iniciales.
De esta cantidad, Euratom (Comunidad Europea de la Energía
Atómica) deberá aportar 1.400 millones en 2012 y 2013.
Para que la UE pueda cumplir estas "onerosas" responsabilidades,
advirtió la Comisión, "es necesario abordar la necesidad de
encontrar recursos adicionales".
La presidencia española propuso establecer un grupo de trabajo
que analice las opciones posibles, entre las que se baraja la
posibilidad de pedir un préstamo al Banco Europeo de Inversiones o
la financiación complementaria por parte de los Estados miembros.
Pese a este panorama presupuestario, sus responsables se sienten
optimistas y aseguran que se encontrará la vía de financiación,
entre ellos Carlos Alejaldre, uno de los seis directores generales
adjuntos del ITER, quien además cree que se cumplirá el calendario.
De parecida opinión es Frank Briscoe, director de Fusion for
Energy, agencia responsable de la gestión de la contribución europea
a este proyecto, que se calcula que globalmente costará unos 15.000
millones de euros, si bien esta cifra es difícil de computar, puesto
que el 90 por ciento de las aportaciones al ITER son en especie.
El objetivo de ITER ("camino" en latín) es demostrar la
viabilidad científica y tecnológica de la fusión como fuente de
energía y extraer diez veces más energía que la que se introduzca.
La energía de fusión, frente a la de los actuales reactores
nucleares, es segura, pues apenas produce desechos radiactivos (los
expertos defienden que, aunque éstos tendrían una actividad de cien
años, en el peor escenario el impacto para el humano sería como
fumar dos o tres cajetillas un sólo día de la vida).
Las reacciones de fusión entre dos isótopos del hidrógeno
(deuterio y tritio) constituyen la base para el desarrollo de un
reactor de fusión de primera generación, que es como un quemador de
gas, ya que el combustible que se inyecta en el sistema se quema.
Para obtener ritmos adecuados de producción se requieren
temperaturas de más de los cien millones de grados celsius.
La cantidad de combustible que necesitaría una central de fusión
para suministrar electricidad durante un año a una ciudad de un
millón de habitantes sería la carga de un camión pequeño.
Además, para los investigadores, este tipo de energía es
prácticamente inagotable y no produce emisiones de CO2.
Las previsiones son conseguir el primer plasma en 2019 y en 2050
construir la primera de estas instalaciones de tipo comercial.
El coste y el calendario de las obras son dos de las cuestiones
que se tratarán en la reunión del Consejo del ITER que tendrá lugar
en China el próximo 17 de junio, en la que además se nombrará al
físico japonés Osamu Motojima como nuevo director del proyecto. EFE
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