Juan Palop
Yakarta, 6 jul (EFE).- ¿Qué tienen en común las multinacionales
Unilever, Google, Nissan y Panasonic? En la coyuntura actual de
incertidumbre globalizada están apostando por Indonesia, la mayor
promesa emergente de Asia después de la India y China.
Recientemente, estos gigantes de los cosméticos, informática,
automoción y electrónica de consumo han anunciado planes para
ampliar su presencia en la mayor economía del Sudeste Asiático,
alentados por el optimismo de Gobierno, analistas y consumidores.
"La situación de Indonesia es positiva, especialmente en
comparación con sus vecinos, y los indicadores muestran una economía
robusta", explica a Efe Enrique Blanco, economista del Banco Mundial
en Indonesia.
El Producto Interior Bruto (PIB) aumentó un 5,7 por ciento en el
primer trimestre del año, el mayor repunte en doce meses, y todas
las previsiones apuntan a que cerrará el ejercicio con una tasa de
crecimiento próxima al 6 por ciento.
El Banco de Indonesia estima que la inflación en 2010 se
mantendrá ligeramente por encima del 5 por ciento, lo que permitirá
no tener que elevar drásticamente los tipos de interés, actualmente
en el mínimo histórico del 6,5 por ciento.
Además, una reciente encuesta de la consultora AC Nielsen desveló
que los indonesios son los segundos ciudadanos más optimistas del
mundo- por detrás de los indios- en términos de perspectivas
laborales y situación financiera a medio plazo.
El índice general de la bolsa de Yakarta ha repuntado más de un
40 por ciento en los últimos doce meses y casi un 159 por ciento
desde su mínimo de noviembre de 2008, un fenómeno ligado en parte a
los flujos de capital especulativo.
"Si Indonesia ha soportado la crisis ha sido porque está menos
expuesta a los mercados internacionales y tiene una demanda interna
muy fuerte, y porque cuenta con una situación fiscal sana", señala
Blanco.
Las previsiones y el contexto internacional han restado
importancia a los problemas crónicos del país, entre los que los
expertos destacan la flagrante corrupción, la carencias en
infraestructuras, la farragosa burocracia y las inconsistencias del
sistema legal.
El último peso pesado en hacer pública su intención de afianzarse
en Indonesia ha sido Google, que ha sellado una alianza con un
proveedor local de Internet para que sus módem incluyan el navegador
Chrome del gigante tecnológico.
Poco antes, el fabricante de automóviles Nissan anunció una
inversión de 20 millones de dólares (16 millones de euros) para
doblar la producción de su planta indonesia y producir 100.000
coches al año en 2013, el 90 por ciento para el mercado interno.
Unilever prevé por su parte abrir este año una planta en
Indonesia dentro de su plan de expansión en el Sudeste Asiático, y
Panasonic ha destinado este ejercicio 45 millones de dólares (36
millones de euros) para trasladar al país sus fábricas de Japón y
Vietnam.
La oleada de confianza exterior sucede a los llamamientos del
Ejecutivo indonesio para atraer a los inversores extranjeros y a las
primeras medidas adoptadas en este sentido, dentro de su propósito
de alcanzar un crecimiento del 7 por ciento para 2014.
En estas condiciones, analistas internacionales han abogado por
que Indonesia sea incluida en la elite de los emergentes, el BRIC,
al que pertenecen Brasil, Rusia, India y China.
Mientras, otros expertos han acuñado el término "Chindonesia"
para definir un nuevo "triángulo de crecimiento de Asia" que asienta
sus vértices en Pekín, Nueva Delhi y Yakarta. EFE