Teresa Bouza
Washington, 22 abr (EFE).- La crisis en Grecia alteró las divisas
y dejó al euro próximo a su mínimo frente al dólar este año, en un
cambio de tendencia en el valor de las monedas globales que, según
el Fondo Monetario Internacional (FMI), podría continuar.
El impacto sobre el euro de la situación griega quedó patente hoy
después de que la agencia europea de estadísticas, Eurostat,
revisara al alza el déficit fiscal griego, del 12,7 al 13,6 por
ciento del Producto Interior Bruto (PIB).
La agencia afirmó, además, que podría ser necesaria una revisión
adicional debido a la escasa fiabilidad de los datos oficiales.
La noticia hizo que la moneda común europea cayera hasta el nivel
de 1,3331 frente al dólar, desde el máximo intradía de 1,3421
alcanzado antes de la publicación de los datos.
Los analistas creen que, más allá de lo que ocurra en Grecia, las
preocupaciones sobre el endeudamiento en otras economías de la zona
euro amenazan con seguir lastrando el valor de la moneda única.
En esa dirección apuntaba una nota enviada hoy por el banco UBS a
sus clientes en la que señala que el euro puede beneficiarse
"brevemente" si el paquete de ayuda a Grecia se activa, pero la
tendencia podría revertirse rápidamente debido a las dudas sobre los
déficit fiscales en distintos países de la UE, entre ellos Portugal,
España e Irlanda.
Los endeudamientos en los que han incurrido los países
desarrollados a raíz de la crisis no sólo pesan sobre el euro, sino
sobre otras monedas como el yen.
La agencia de calificación Fitch contribuyó hoy a la tendencia al
emitir un comunicado en el que subraya que el Gobierno japonés "es
uno de los más endeudados del mundo".
"En ausencia de una recuperación económica y de consolidación
fiscal, la deuda del Gobierno seguirá ejerciendo presión a la baja
sobre el crédito soberano y las calificaciones a medio plazo",
añadió la firma, en unos comentarios que lastraron al yen.
En línea con lo señalado por Fitch, el economista jefe del FMI,
Olivier Blanchard, hizo hincapié ayer en la necesidad de
consolidación fiscal en los países desarrollados.
En su opinión, eso tendrá un efecto negativo sobre la demanda y
el crecimiento.
Para contrarrestar esa tendencia y mantener el crecimiento,
Blanchard apuntó que podría ser necesario que los países ricos
deprecien sus monedas para incrementar así sus exportaciones netas.
"Eso a su vez implica que los países emergentes y en desarrollo,
en conjunto, hacen lo opuesto, es decir, dejan que sus divisas se
aprecien y reducen sus exportaciones netas", afirmó el economista.
El organismo cree que ese ajuste permitirá mantener un
crecimiento alto a nivel global e insiste en que a los países en
desarrollo les interesa la apreciación de sus divisas.
Blanchard se refirió al caso concreto de China, al señalar que si
deja de concentrarse en las exportaciones y comienza a estimular de
forma más decidida la demanda doméstica, necesitará poner en marcha
medidas estructurales para reducir los niveles de ahorro y le
convendría apreciar su moneda.
El debate sobre el valor del yuan promete de hecho caldearse en
el futuro inmediato ya que a la solicitud de los países como EE.UU.
de que aprecie su moneda se suma ahora la de sus socios emergentes.
Pekín sostiene que tras la petición de Washington se oculta el
deseo de erosionar su creciente peso económico y diplomático, un
argumento que pierde fuerza tras la demanda en la misma dirección de
India y Brasil.
El martes el gobernador del banco central de India, Duvvuri
Subbarao, afirmó que China es uno de los países que mantiene su
moneda "artificialmente baja", lo que hace que "las exportaciones
(indias) se resientan".
"Si China aprecia el yuan el efecto sobre nuestro sector externo
será positivo", afirmó Subbarao en declaraciones a la prensa en
Mumbai.
Similar opinión comparte el gobernador del banco central
brasileño, Henrique Meirelles, quien aseguró en declaraciones al
diario Financial Times que la apreciación del yuan es "absolutamente
crítica" para el equilibrio de la economía mundial".
Esa combinación de factores promete acentuar la de por sí ya
imprevisible naturaleza de los mercados mundiales de divisas. EFE