Por Marta Miera
Pekín, 3 jun (EFE).- Un año después de que Pekín prohibiese a los
comerciantes distribuir bolsas de plástico ultrafinas, por ser
altamente contaminantes, China ha conseguido ahorrar el equivalente
a 1,6 millones de toneladas de petróleo.
Es de vital importancia acabar con este uso, ya que "todas las
bolsas de las que se han prescindido este año equivalen a 1,6
millones de toneladas de petróleo", declaró a la prensa Xie Zhenhua,
subdirector de la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (NRDC,
sus siglas en inglés).
Uno de los grandes problemas, dice el experto, es que "tardan
unos 200 años en descomponerse, contaminan el suelo y las fuentes de
agua, y si llegan a los ríos o al mar, pueden terminar con la vida
de los animales y las plantas".
El 1 de junio de 2008 entró en vigor en China una ley que vetaba
la utilización de las bolsas ultrafinas, de menos de 0,025
milímetros de grosor y que se desgarran muy fácilmente, e impedía
repartirlas gratuitamente a los clientes.
China, uno de los países más contaminados del planeta (en buena
medida por su enorme dependencia del carbón), trataba así de dar un
paso en la mejora de su medio ambiente.
Según el NRDC, el número de bolsas de plástico en los
supermercados se redujo en 40.000 millones, o un 66 por ciento, en
un año.
La nueva ley del Gobierno terminó con el cierre de las
principales fábricas de estos productos, incluida la mayor de China,
Nanqiang Plastic Industrial Ltd, con una producción anual de 250.000
toneladas valoradas en 322 millones de dólares o 230 millones de
euros, y que dejó a 20.000 obreros sin trabajo.
A pesar de que el país asiático consiguió disminuir su uso,
todavía en muchos lugares, principalmente en el campo, se siguen
empleando ilegalmente.
Tras la suspensión de empresas como Nanqiang, en la provincia de
Henan (centro de China) y principal lugar de fabricación de bolsas,
el número de industrias ilegales aumentó este año rápidamente
gracias a la amplia oferta existente, ya que comerciantes y clientes
continúan demandándolas.
"La creación de un taller cuesta menos de 100.000 yuanes (10.361
euros) y una máquina de producción de bolsas puede dar un beneficio
de 10.000 yuanes (1.035 euros) al mes", explicó un trabajador a la
agencia de noticias Xinhua.
Por otro lado, Li Ming, dueño de un supermercado en la ciudad de
Zhengzhou, capital de Henan, afirmó que "casi todos los vendedores
siguen distribuyéndolas de forma gratuita".
Para Li, la justificación es muy sencilla: "No quiero cobrar las
bolsas a mis clientes por la competencia que existe. De hacerlo se
ofenderían y les perdería".
Y es que gracias a la distribución ilegal de este material los
comerciantes consiguen comprar este producto por medio céntimo de
dólar, frente a los tres céntimos que cuesta la bolsa normal.
La Administración Estatal de Industria y Comercio impone multas
de unos 1.400 dólares (1.000 euros) a los vendedores que distribuyan
bolsas de plástico ultrafinas, aunque son muy pocos los penalizados.
"Es muy difícil concienciar a 1.300 millones de personas de que
dejen de utilizar las bolsas, pero lo importante es que ya se ha
dado el primer paso", sentenció Shi Pengxiang, miembro de Greenpeace
en China. EFE