Toronto (Canadá), 15 oct (EFE).- La tabaquera Imperial Tobacco
Canada destruyó en 1992 decenas de estudios realizados por sus
científicos que demostraban que el tabaquismo provoca cánceres y es
adictivo, según una investigación dada a conocer hoy.
La investigación, publicada en la Revista de la Asociación Médica
Canadiense, señala que los estudios, que abarcan el periodo
1967-1984, fueron destruidos para evitar que pudiesen ser utilizados
en los juicios que en los años noventa se presentaron contra las
tabaqueras en Estados Unidos.
Imperial Tobacco Canada era una filial de la multinacional
British American Tobacco (BAT), una de las principales compañías
tabaqueras del mundo.
David Hammond, profesor del Departamento de Estudios Sanitarios
de la Universidad de Waterloo y responsable de la investigación,
señaló a la revista que BAT (y otras compañías tabaqueras) "bajo el
consejo de sus abogados" instituyó "una política de destrucción de
documentos" especialmente rigurosa en EE.UU., Canadá y Australia.
La decisión se produjo después de que en 1989 un juez canadiense
diese acceso a las investigaciones científicas realizadas por
Imperial Tobacco Canada y BAT.
En una carta fechada en junio de 1992, un abogado de Imperial
Tobacco Canada informó a BAT que la empresa destruyó copias de 60
documentos (con un total de unos 7 millones de páginas) aunque
mantuvo otras copias en las oficinas centrales de BAT en el Reino
Unido.
Los investigadores canadienses descubrieron que 40 de los 60
documentos destruidos se referían al efecto cancerígeno y "actividad
biológica" de los cigarrillos.
Uno de los documentos, de 1976, indica que BAT realizó
investigaciones sobre los efectos del humo de cigarrillos en el
cáncer de pulmón, bronquitis, enfisema, enfermedades
cardiovasculares y anormalidades reproductivas.
Muchos documentos se refieren a "Project Janus", una
investigación a largo plazo realizada de 1965 a 1978 para determinar
los componentes cancerígenos del humo de los cigarrillos. La
investigación demostró que el humo provocaba cánceres.
Otros documentos se refieren a que cigarrillos que parecían ser
menos dañinos que los convencionales en realidad eran más peligrosos
porque los fumadores compensaban el uso de productos con menos
nicotina aumentando la cantidad de humo inhalado.
A pesar de que todos estos datos eran conocidos por la compañía,
en 1990 la industria tabaquera canadiense se opuso a los avisos
sobre el peligro para los no fumadores de la inhalación de humo al
considerar "que no existe evidencia creíble o fiable que establezca
que el humo del tabaco en el medio ambiente constituye un peligro de
salud para los fumadores".
En 1996, el consejero delegado de BAT, Martin Broughton, declaró:
"no hemos ocultado, no ocultamos ni nunca lo haremos..., no tenemos
investigaciones internas que prueban que el fumar causa cáncer de
pulmón u otras enfermedades o, por supuesto, que el fumar es
adictivo".
En los últimos días las provincias de Ontario y Québec han
iniciado demandas judiciales contra las compañías tabaqueras para
intentar recuperar parte de los costes sanitarios ocasionados por el
tabaquismo en los últimos 50 años.
Ontario, la mayor provincia del país, ha solicitado 50.000
millones de dólares canadienses (unos 48.500 millones de dólares de
EE.UU.). EFE