Bruselas, 11 dic (EFE).- Los líderes de la Unión Europea (UE)
reunidos hoy en Bruselas lanzaron un mensaje de dureza al sector
financiero al pedir el establecimiento de una nueva relación entre
la sociedad y la banca, que evite que la primera pague los excesos
de la segunda en tiempos de crisis.
"La gente nos está diciendo: necesitamos una mejor relación entre
los bancos y la sociedad. Las instituciones financieras son ahora
globales, pero carecemos de un sistema de regulación internacional
que promueva la responsabilidad social", aseguró el primer ministro
británico, Gordon Brown.
Las conclusiones aprobadas hoy por los jefes de Estado y de
Gobierno de los Veintisiete abordaban el tema al destacar la
necesidad de "que los tiempos de bonanza de la banca generen
beneficios públicos a la sociedad y de que ésta permanezca protegida
frente a sus riesgos".
Concretamente, el documento se refiere a cuestiones como el
incremento de los requisitos para las inversiones de alto riesgo, la
promoción de políticas de retribución "sanas" para los banqueros y
la exploración de instrumentos como la "tasa Tobin" (que gravaría
las transferencias internacionales).
De este modo, los Veintisiete se alinearon con los líderes de
Reino Unido y Francia, Gordon Brown y Nicolas Sarkozy, que enfocaron
el debate público hacia este tema ayer, al publicar un editorial
conjunto en contra de los excesos del sector financiero en The Wall
Street Journal y aprobar un impuesto de hasta el 50% sobre las
primas de los banqueros.
Las declaraciones efectuadas por los líderes desplazados a
Bruselas dejaban claro que hay unanimidad sobre una idea: es hora de
que la banca devuelva a la sociedad el beneficio obtenido de las
ayudas públicas inyectadas para superar la crisis.
"Tiene sentido que el sector que creó semejantes problemas a
nuestras economías, que hizo que los contribuyentes sufran las
consecuencias, haga ahora una contribución a la economía", afirmó el
presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso.
"Es estructuralmente anormal, reprobable e inaceptable que las
primas a los banqueros regresen con el mismo vigor que antes del
estallido de la crisis", dijo por su parte el primer ministro
luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
La canciller alemana, Ángela Merkel, también se alineó con sus
homólogos al aseverar que se está produciendo una vuelta a las
prácticas de riesgo que desembocaron en la crisis financiera de
otoño de 2008, lo que "no es aceptable".
Ninguno de los presentes ocultó, sin embargo, la necesidad de que
este tipo de políticas sean aplicadas en todo el mundo, con el
objetivo de que no se produzca una desincentivación de la inversión
y una huida de capitales en la Unión Europea (UE).
"No puede ser justo que algunos países hagan importantes
esfuerzos y otros no. El G-20 quedó en lograr un acuerdo sobre
supervisión y regulación financiera global y esto necesita un mínimo
grado de acuerdo", argumentó Durao Barroso.
Juncker también insistió sobre esto al avisar: "Si vamos a gravar
los movimientos de capital, es evidente que Suiza tendrá que hacer
lo mismo".
Ambos se referían al impuesto sobre las transferencias
internacionales o "tasa Tobin", una propuesta debatida en varias
ocasiones en el pasado y que la UE pretende resucitar ahora, al
proponer al Fondo Monetario Internacional (FMI) que la ponga en
marcha.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero,
también presente en la cumbre, dio la bienvenida a este tipo de
iniciativas y explicó que la reforma fiscal prevista en la Ley de
Economía Sostenible ya incluye "un tratamiento más justo" sobre las
primas de la banca.
Concretamente, el anteproyecto incluye la obligación para las
empresas cotizadas en bolsa de poner a disposición de sus
accionistas toda la información sobre las remuneraciones de
directivos y ejecutivos.
Además, prevé penalizar fiscalmente las retribuciones variables
por un importe superior a los 600.000 euros. EFE
mgs/jla