Mario Betancort
Madrid, 16 nov (EFE).- El presidente de Caja Madrid, Miguel
Blesa, abandonará su cargo al terminar el polémico proceso electoral
en el que está inmersa la institución desde hace más de un año y
dejará a su sucesor al frente de una caja cinco veces más grande que
la que él se encontró en 1996.
La bonanza económica de España durante más de una década
contribuyó a que Caja Madrid se afianzara como la cuarta entidad
financiera del país y la segunda caja de ahorros, al tiempo que
comenzó a aumentar significativamente su número de clientes.
En 1996, la única caja madrileña era algo más grande que lo que
es ahora Unicaja, Caixanova o BBK, ya que sus activos superaban
33.000 millones de euros, cifra que había crecido hasta 180.000
millones de euros a finales de 2008.
Es decir, durante el mandato de Blesa, los activos de la caja más
que se quintuplicaron, al igual que sucedió con su aportación a Obra
Social o su beneficio recurrente -el que no incluye ingresos
extraordinarios-, que pasó de 232 millones en 2006 a 961 millones en
2008.
En esos doce años también aumentaron más de cinco veces los
recursos de clientes, gracias a que la caja ganó más de 4 millones
de usuarios, hasta llegar a una cartera de clientes que supera 7
millones.
Para dar servicio a todos ellos, la institución creó 6.000 nuevos
puestos de trabajo y 1.400 oficinas y abrió oficinas de banca de
empresas en Miami, Viena y Lisboa.
Junto a Blesa, el resto del consejo de administración promovió el
desarrollo de la entidad y aprobó decisiones estratégicas como la
primera compra por parte de una caja de un banco privado en 1997,
que posteriormente convirtió en Altae Banco.
La veintena de consejeros que ha acompañado a Blesa en su gestión
también acordó una gran alianza en banca-seguros, para la que la
entidad eligió a Mapfre, la compañía líder en España del sector.
La caja también fue pionera en la creación de una corporación
financiera, en la que se engloba además de Altae Banco a Caja Madrid
Bolsa, Pensiones, Gesmadrid e Inversis, entre otras compañías, y que
es germen de Cibeles, una sociedad que la entidad quiere sacar a
Bolsa desde finales de 2008 pero que ha aplazado por la situación de
los mercados.
Caja Madrid creó Cibeles tras acordar la compra de 83% del
séptimo banco de Florida, The City National Bank, por 930 millones
de dólares (618 millones de euros) en abril de 2008.
Para afrontar esta operación, ayudaron los 2.333 millones que la
caja obtuvo con la venta de una participación del 10% en Endesa, que
también sirvió para que la entidad comprara a Repsol un rascacielos
diseñado por el arquitecto Norman Foster por 815 millones de euros
que se construía en la zona norte del Paseo de la Castellana, en la
antigua ciudad deportiva del Real Madrid.
Un edificio de 44 plantas, que previsiblemente se estrenará con
la llegada del nuevo presidente, rebautizado como "Torre Caja
Madrid" y pensado en un primer momento para albergar a empleados de
la entidad, aunque tiene capacidad para 4.000 profesionales.
Con Blesa al frente de Caja Madrid, la entidad cumplió 300 años y
aprobó la creación de un obelisco de 92 metros diseñado por el
arquitecto Santiago Calatrava como regalo a la ciudad de Madrid.
Un monumento simbólico que se levanta sobre la Plaza de Castilla
y en el que actualmente se terminan los remates previos a su
inauguración, en un acto que podría servir de despedida a Blesa.
En los años al frente de la presidencia de la entidad, su consejo
de administración aprobó también la diversificación de su cartera
industrial y la entrada en el accionariado de NH Hoteles o Indra,
así como la creación con FCC de la inmobiliaria Realia y la
concesionaria Globalvía.
Pero sin duda, la participación más interesante que se encontrará
el sucesor de Blesa es su cerca del 23% en Iberia, que convierte a
la caja en el principal accionista de la aerolínea, y hará que lo
sea también de la primera compañía aérea de Europa si se materializa
la fusión de la española con British Airways. EFE