Washington, 28 oct (EFE).- Ford dijo hoy que el fabricante chino
Geely es su candidato preferido para hacerse con la marca sueca de
automóviles Volvo, aunque todavía no ha tomado una decisión final
sobre la venta.
La compañía también aseguró que en el caso de la venta de Volvo,
la empresa estadounidense "no tiene la intención de retener una
participación" en la marca, aunque mantendrá la cooperación en
diversas áreas.
El vicepresidente ejecutivo de Ford, Lewis Booth, dijo a través
de un comunicado que la empresa "cree que Geely tiene el potencial
de ser un futuro propietario de Volvo responsable y llevar la
empresa hacia adelante y al mismo tiempo preservar sus valores
centrales y la independencia de la marca sueca".
Pero Booth también advirtió de que el anuncio no supone que la
venta se vaya a producir de forma inmediata.
"Hay mucho trabajo que hacer en las discusiones más sustantivas
que hemos acordado. No tenemos una fecha específica para terminar
las discusiones", dijo Booth.
El directivo explicó que el objetivo de las discusiones con Geely
"es asegurar un acuerdo que sea en el mejor interés de todas las
partes" y que la posible venta tendría que asegurar que "Volvo tiene
los recursos necesarios, incluidas inversiones de capital, para
fortalecer a la empresa".
El consejero delegado de Volvo, Stephen Odell, dijo que la
dirección de la marca sueca considera el anuncio de hoy como un paso
"positivo".
Ford se hizo con Volvo en 1999 tras pagar casi 7.000 millones de
dólares.
Aunque el fabricante estadounidense no ha desvelado la cantidad
que quiere conseguir con la venta de Volvo, filtraciones a los
medios de comunicación señalan que Ford podría obtener unos 2.000
millones de dólares, una fracción de lo que le costó hace una
década.
Ford inició una profunda reestructuración de su estructura
industrial en el 2006, tras acumular miles de millones de dólares en
pérdidas.
Entonces, la empresa empezó a buscar compradores para las marcas
que no eran consideradas partes centrales de sus actividades.
En marzo del 2007 vendió el fabricante británico de automóviles
deportivos Aston Martin por alrededor de 925 millones de dólares a
un consorcio de inversores formado por David Richards, John Sinders,
Investment Dar y Adeem Investment.
Un año después, la marca del óvalo azul se desprendió de las
también británicas Jaguar y Land Rover por las que el fabricante
indio Tata pagó 2.300 millones de dólares.
Ford había pagado en 1989 un total de 2.500 millones de dólares
por Jaguar y en 1990 la suma fue de 2.750 millones de dólares por
Land Rover. EFE