Londres, 23 jul (EFE).- El Gobierno británico invertirá 1.000
millones de libras (1.158 millones de euros o 1.650 millones de
dólares) para modernizar el sistema nacional de ferrocarriles con la
electrificación de las principales rutas y la introducción de trenes
más ligeros, más rápidos y menos contaminantes.
Los detalles del plan serán dados a conocer hoy por el primer
ministro, Gordon Brown, cuyo Ejecutivo quiere reducir la dependencia
del sistema ferroviario de los combustibles fósiles, ya que sólo el
40 por ciento de las líneas tienen en la actualidad la electricidad
como motor, uno de los porcentajes más bajos de Europa.
Este porcentaje contrasta con el cien por cien de electrificación
de las vías ferroviarias en Suiza, el 77 por ciento en Suecia, el 69
por ciento en Italia o el 56 por ciento en España, según los datos
de la Unión Ferroviaria Internacional.
La primera línea importante que se renovará será la que une
Londres con Swansea, en el sur de Gales, en una infraestructura que
tendrá un tiempo de construcción de unos 8 años, a la que seguirán
los trenes que unen Liverpool y Manchester (norte de Inglaterra),
que abandonarán el diesel y se convertirán en eléctricos.
El ministro de Transporte, Andrew Adonis, manifestó a la BBC que
no poner en marcha este programa ahora hubiera supuesto optar por
una nueva generación de locomotoras diesel para reemplazar las
actuales, lo que hubiera impedido abordar la electrificación del
sistema en los próximos 30 años.
El ministerio de Transporte explicó los beneficios que supone la
electrificación del sistema ferroviario, que es operado por diversas
compañías tras la privatización de la época de Margaret Thatcher.
La principal es la eficiencia energética, porque los trenes
eléctricos no transportan su propio combustible -seis toneladas de
peso para un tren de larga distancia- y sus motores son mucho más
ligeros, lo que supone un ahorro económico del 35 por ciento.
Las máquinas y los vagones son un 20 por ciento más baratos en su
precio de compra y los motores requieren un mantenimiento menor.
En cuanto a la contaminación, la producción de la energía
eléctrica necesaria para mover estos trenes emite a la atmósfera un
35 por ciento menos de dióxido de carbono que el diesel.
El Gobierno negó que el plan vaya a suponer un incremento de las
tarifas, porque a la larga se abaratarán sustancialmente los costes,
y explicó que las 1.000 millones de libras necesarias para su
aplicación se pagarán en un préstamo a 40 años a cargo de Network
Rail, la propietaria de la infraestructura ferroviaria. EFE