Bruselas, 18 jun (EFE).- Los líderes de la Unión Europea (UE)
acordaron hoy acometer una amplia reforma del sistema europeo de
supervisión financiera, para adaptarse a la transformación vivida
por el sector los últimos años y evitar que se repitan en el futuro
los fallos que han causado la actual crisis.
El acuerdo de los Veintisiete ha sido posible tras garantizar al
primer ministro británico, Gordon Brown, que en ningún caso los
nuevos organismos supranacionales de supervisión podrán tomar
decisiones que tengan consecuencias en las arcas públicas
nacionales.
Reino Unido, que alberga el centro financiero más importante de
Europa, se opone frontalmente a ceder las tareas de vigilancia de
las entidades que operan en su territorio y ha exigido una
limitación clara de las competencias de las nuevas autoridades.
Fuentes comunitarias confirmaron a EFE que, en respuesta a las
demandas británicas, los líderes van a incluir en el texto final de
conclusiones de la cumbre, que se publicará mañana, viernes, una
precisión a este respecto, en línea con lo pactado la semana pasada
por los ministros de Finanzas.
Entonces, los ministros acordaron que, en las propuestas
legislativas en las que debe concretar los cambios en el esquema de
supervisión, la Comisión Europea (CE) tendrá que garantizar que los
poderes de las nuevas autoridades no "vulneren de ninguna manera las
responsabilidades fiscales de los Estados miembros".
Durante el debate, Brown insistió ante sus colegas en que no es
posible trasladar a Europa el modelo de supervisión estadounidense,
pues mientras allí hay una única autoridad presupuestaria, en la UE
hay Veintisiete diferentes.
Londres insiste en que no se puede excluir a las autoridades
nacionales de decisiones que afectan de manera directa al dinero de
sus contribuyentes, como por ejemplo en caso de quiebra de una
entidad con presencia en varios países.
Las fuentes consultadas recalcaron que el acuerdo de los líderes
se limita a unos principios básicos sobre la "arquitectura" del
nuevo modelo de supervisión y que no será hasta el próximo otoño
cuando empiecen a discutirse en detalle el alcance de los cambios y
las competencias precisas de los nuevos organismos.
La principal novedad del proyecto planteado por la Comisión
Europea es la creación del Consejo Europeo de Riesgos Sistémicos, un
órgano de vigilancia macroprudencial encargado de emitir alertas y
recomendaciones -no vinculantes- si detecta amenazas para la
estabilidad del sistema financiero en su conjunto.
Además, propone establecer tres nuevas autoridades de supervisión
-para banca, bolsa y seguros-, responsables de dictar reglas comunes
para la supervisión, mejorar la coordinación entre los órganos
nacionales y mediar en caso de desacuerdo entre éstos.
La sugerencia de que las decisiones de estas autoridades en sus
tareas de mediación tuvieran carácter vinculante para los
supervisores nacionales fue lo que hizo saltar las alarmas del Reino
Unido.
Tampoco satisface a la delegación británica la vinculación
directa del nuevo Consejo Europeo de Riesgos Sistémicos con el Banco
Central Europeo (BCE) -en el que Reino Unido no está representado,
al no pertenecer al euro- ni la asunción de que el presidente de
éste presidirá el nuevo organismo.
Esta cuestión tendrá que ser resuelta más adelante, aunque ya se
contempla, para contentar a los Estados miembros que no son socios
de la moneda única, que la presidencia del Consejo pueda ocuparla el
gobernador de uno de los bancos centrales de los Veintisiete.
El objetivo de la Comisión Europea, que los líderes han hecho
suyo, es que el nuevo sistema de supervisión comience a funcionar ya
en 2010, para lo que será necesario aprobar las modificaciones
legislativas antes de que acabe el año. EFE