París, 13 oct (EFE).- El primer ministro francés, François
Fillon, afirmó hoy que las previsiones económicas de su Gobierno son
"demasiado prudentes", y que Francia podría tener un crecimiento en
2010 superior al 1%, en lugar del 0,75% anunciado.
"Lo más duro (de la crisis) ha pasado", afirmó en una entrevista
a la emisora de radio "RTL" Fillon, que para ilustrarlo recordó que
la economía francesa desde el segundo trimestre de este año ha
salido de la recesión y está volviendo a progresar.
Reconoció, no obstante, que el paro va a seguir aumentando porque
para invertirse la tendencia hace falta que el Producto Interior
Bruto (PIB) progrese a un ritmo del 1,5-2%.
Consideró que la caída del consumo que se ha producido en Francia
este pasado verano ha sido "coyuntural", ya que el poder adquisitivo
este año va a subir un 2%.
El jefe del Gobierno francés insistió en que está pendiente la
"moralización" de la economía y el reforzamiento de la economía
europea para que "no sea sólo un mercado único".
Fillon estimó que "no es raro que sea mal recibida" la "tasa de
carbono" que desde el próximo año gravará en los productos y
servicios las emisiones de dióxido de carbono porque implica para la
gente "cambiar sus costumbres".
"Es el comienzo de una fiscalidad ecológica" y "no vamos a
quedarnos" sólo con esta tasa, sino que se va a traspasar una parte
de la fiscalidad que grava el trabajo para fiscalizar la
contaminación del medio ambiente.
Aseguró que no se va a aplazar la reforma de la tasa profesional,
a la que se oponen muchos ayuntamientos por temer que recortará sus
recursos, y lo justificó explicando que Francia tiene que competir
en particular con los países emergentes, que se están recuperando de
la crisis más rápidamente y con más vigor que el mundo desarrollado.
Fillon negó los rumores de que el presidente francés, Nicolas
Sarkozy lo vaya a sustituir a él, e ironizó señalando que como cada
tres meses la prensa anuncia que dejará sus funciones "un día
llegará".
"Lo único que cuenta para mí es que desde que empezó la crisis el
presidente de la República y yo trabajamos para sacar Francia de la
crisis", argumentó antes de añadir que si no estuviera de acuerdo
con la línea política de Sarkozy, dejaría el Gobierno.
El primer ministro conservador aseguró que la polémica sobre los
elogios a la prostitución homosexual de su ministro de Cultura,
Frédérique Mitterrand en un libro publicado en 2005 "está cerrada" y
que debe ser juzgado por sus "éxitos" al frente del departamento.
También quiso cortar con la polémica sobre la próxima llegada del
hijo del jefe del Estado Jean Sarkozy a la presidencia del barrio de
negocios de La Defense insistiendo en que no va a ser nombrado sino
"elegido".
"Es una competición" y en este caso como en otros en política lo
que cuenta es pasar por el sufragio universal, que "da a cada cual
la legitimidad para manifestarse", concluyó. EFE