Isabel Saco
Davos (Suiza), 24 ene (EFE).- El Foro Económico Mundial de Davos se abre este miércoles bajo la sombra del pesimismo que impone el duro momento que vive Europa y, particularmente, los países del euro, que tienen frente a ellos escasos días para solventar problemas cruciales, como la reestructuración de la deuda griega.
Llamados a ofrecer recetas para estimular el crecimiento de la economía mundial, en el Foro de Davos se confunden políticos, intelectuales, economistas, gurús de las finanzas y en general, líderes de opinión, que en las anteriores ediciones de esta reunión se mostraron más optimistas de lo debido respecto a la salida de la crisis, como lo demuestran los difíciles tiempos que corren.
Con cuarenta años a cuestas, el Foro de Davos ha ido cambiando y adaptándose a la realidad del mundo y muestra de ello es que la participación de representantes de países emergentes ha ido en franco aumento, en consonancia con la importancia que éstos han adquirido en la economía mundial.
Atrás han quedado las reuniones del Foro de Davos en las que estrellas de Hollywood comprometidas en acciones sociales acaparaban la atención reflejando en cierto sentido la despreocupación de años más bien boyantes y que en las últimas ediciones, marcadas por la severidad de la crisis financiera y económica internacional, ya no tienen prácticamente cabida.
La canciller alemana, Angela Merkel, cuyo país es visto a la vez el salvavidas y el principal garante del rigor presupuestario en la Eurozona, inaugurará formalmente el Foro de Davos en una intervención que irá más allá de lo simbólico y que refleja bien el papel que se atribuye a su país en estos momentos de incertidumbre generalizada.
También pasará por Davos el primer ministro británico David Cameron, cuya oposición a un nuevo tratado para la Unión Europea, ha resquebrajado aún más la ya decaída unidad del bloque, así como los jefes de las instituciones financieras que negocian la reestructuración de la deuda griega, de cuyo desenlace muchos creen que depende el futuro del euro.
Los responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central Europeo (BCE) y del Instituto Internacional de Finanzas (IIF) aprovecharán así el espacio de encuentros informales que representa Davos y en lo que es prácticamente insuperable.
Los mandatarios latinoamericanos llegan esta vez a la estación alpina suiza no para aprender lecciones, sino incluso para darlas e incidir en que su región tiene algunas de las mejores tasas de crecimiento del mundo, cómo el desempleo está cayendo y lo atractiva que se ha convertido esta región para los capitales privados y las inversiones en general.
Los presidentes de México, Felipe Calderón; de Perú, Ollanta Humala; y de Panamá, Ricardo Martinelli, intentarán dar respuesta a la difícil cuestión de cómo garantizar que el crecimiento que viven sus países es sostenible.
En Davos hay lugar también para aquellos que quieren mostrar el ejemplo y proponer lecciones, en tono con el lema que animará los cuatro días de reuniones este año "Gran Transformación: Creando Nuevos Modelos".
En esa retórica, el primer ministro danés, el de Finanzas de Suecia y el de Industria de Noruega participarán en una charla denominada "¿Un modelo nórdico para el mundo"?, en el que intentarán dilucidar si su experiencia puede aplicarse para impulsar el crecimiento y el empleo en el mundo.
África también estará presente esta semana en Davos con los presidentes de Guinea, Nigeria, de Sudáfrica y de Sudán del Sur participando en una sesión plenaria que estará consagrada a determinar qué tipo de gobierno puede responder a las expectativas de las poblaciones de ese continente. EFE