Berlín, 15 jul (EFE).- El ministro alemán de Medio Ambiente, el
socialdemócrata Sigmar Gabriel, reclamó hoy el endurecimiento de las
medidas de seguridad en los depósitos radiactivos que, en su
opinión, deberían abarcar "un millón de años".
Gabriel, defensor de la sustitución de la energía nuclear por
otras fuentes alternativas, criticó hoy duramente la fuga de lodos
radioactivos detectada anoche en el depósito subterráneo de residuos
nucleares de Asse, una antigua mina salina en el norteño estado
federado de Baja Sajonia.
La fuga se produce dos semanas después de que la central nuclear
de Krümmel se desconectara de la red eléctrica tras sufrir una
avería en el transformador de su reactor.
Gabriel ha reclamado desde entonces que las ocho centrales más
antiguas de Alemania sean desconectadas en 2012, adelantando así el
plazo del acuerdo alcanzado hace nueve años por el ex canciller
Gerhard Schröder y el sector, que contempla que la última central de
Alemania deje de funcionar entre 2020 y 2022.
El ministro socialdemócrata advirtió también al consorcio
energético RWE de que cumpla con las medidas de seguridad en la
puesta en marcha del reactor de la central Biblis B, que espera
entrar de nuevo en funcionamiento este fin de semana tras
experimentar problemas en sus circuitos hidráulicos.
"No es correcto volver a conectar un reactor cuando existen
problemas existenciales", afirmó.
Respecto a la fuga detectada en Asse, la Oficina Federal de
Seguridad Nuclear (BfS) subrayó que el escape no amenaza el entorno
ni la seguridad de los trabajadores del depósito nuclear, que
almacena mas de 127.000 bidones de residuos nucleares de baja y
media radiación.
Añadió que durante un control rutinario del depósito Asse II se
localizaron limos salinos contaminados en el punto de mayor
profundidad de la galería dos, a unos 950 metros bajo tierra.
La BfS explicó que la solución de limos salinos presenta valores
de 121 bequereles por litro de cesio 137 y 27.000 bequereles por
litro de tritio, cifras que quedan por debajo de los límites de
alarma.
En el depósito de residuos nucleares de Asse se almacenaron en
1978 un total de 126.000 bidones con basura atómica de baja
radiación y 1.300 bidones de radiación media, aunque se desconoce
con precisión su contenido exacto.
Asse fue el primer depósito de residuos nucleares del mundo
construido bajo tierra, en este caso aprovechando las galerías de
una antigua mina de sal.
Tras reiterados fallos y errores por parte de los gestores del
depósito, las autoridades les retiraron la licencia a comienzos de
este año y cedieron su administración a la BfS.
Numerosos grupos ecologistas exigen el cierre del depósito de
Asse, cuyas condiciones no se atienen a las actuales normativas de
seguridad nuclear. EFE