Paco G. Paz
Madrid, 12 jun (EFE).- España participará en la próxima cumbre del G20 de nuevo como un invitado privilegiado, aunque esta vez su protagonismo se verá acrecentado por motivos menos deseables, la recesión económica que vive el país y la grave crisis de su banca.
El Gobierno español acude al menos a la reunión del influyente club del G20, en Los Cabos (México), con una puerta abierta a la esperanza, gracias a la promesa de Europa de realizar una inyección masiva, hasta 100.000 millones de euros, en el capital de la entidades financieras más maltrechas.
Según datos del FMI, el déficit de capital de la banca -debido sobre todo a su excesiva exposición al "ladrillo", podría suponer entre 40.000 millones y 80.000 millones de euros.
Solo el rescate de una entidad, Bankia, supondrá invertir una cantidad equivalente al 2 % del PIB. Ahora, gracias a la ayuda europea, el dinero no saldrá de las arcas del Estado, sino de fondos europeos.
La inminencia de la cumbre, que se inicia el próximo lunes, deja poco espacio para analizar el impacto de esta línea de crédito aprobada el sábado por el Eurogrupo, aunque la falta de detalles concretos ha provocado una fría acogida en los mercados.
Los miembros del G20 -formado por los países industrializados del G7, más 12 naciones emergentes y la Unión Europea- son conscientes de que la recesión que vive España, como la de Italia, son solo eslabones de la grave crisis de deuda soberana que padece Europa, y que tiene el epicentro en Grecia.
Algunos analistas piensan, además, que parte de la culpa la tiene Alemania, y su obsesión por la austeridad fiscal, que le ha llevado a la canciller Angela Merkel a sufrir un "aislamiento político sin procedentes" entre las naciones desarrolladas, como opina Domenico Lombardi, un experto en Economía Internacional de la Brookings Institution, en Washington.
Esta política ha hecho que los gobiernos de la zona del euro apliquen recortes en el gasto, "sin tener en cuenta las necesidades de sus países", y lo que es peor, sin ningún resultado, explica Lombardi, en un artículo publicado esta semana.
Como prueba, argumenta que el peso de la deuda en el PIB europeo, lejos de reducirse, aumentará en 3 puntos entre 2011 y 2013, por el simple motivo de que no hay crecimiento económico.
España, como Italia, es un claro ejemplo de este circulo vicioso, con una contracción de la economía que superará el 2 % en ambos casos, según el Fondo Monetario Internacional.
España ha sido uno de los países más aplicados en la austeridad fiscal, debido al compromiso del Gobierno de acabar el año con un déficit del 5,8 %, y llegar a 2013 con la meta improbable del 3 %.
No obstante, las perspectivas de crecimiento económico y empleo no ayudan. Para este año, el Gobierno prevé una contracción económica del 1,7 %, y la tasa de paro superó en el primer trimestre el 24 %, con un total de 5,6 millones de desempleados.
Con esta foto fija de su economía en el bolsillo, y con un sector financiero en cuidados intensivos, el Gobierno de Mariano Rajoy acude al G20 con la esperanza no confesada, según los expertos, de que la comunidad internacional convenza a Alemania de que afloje la mano del gasto.
Esta es, al menos, la postura que mantendrá Estados Unidos y muchos países emergentes.
"Cuando los líderes del G20 se reúnan en Los Cabos, deben aumentar la presión sobre Alemania, para que Europa pueda responder de manera coordinada a la amenaza de desaparición de la moneda única, afirma Lombardi.
La presión no es gratuita, opinan otros analistas, dado que las economías de muchos países emergentes dependen de que haya crecimiento sano en Europa, entre ellos México, el anfitrión de la cumbre, y donde están implantadas muchas empresas españolas.
Nadie espera que España vea resueltos sus problemas en la cumbre, aunque sí que se fuerce a Alemania a cambiar su postura en asuntos claves, que ayudarían a los países periféricos a salir de la crisis.
Así, el G20 podría lanzar una recomendación para que Europa llegue a un acuerdo para la emisión de eurobonos, para que avance hacia la unión fiscal y bancaria, con un único fondo de garantía de depósitos, y para que de nuevo se adopten medidas para estimular el crecimiento. EFE