Naciones Unidas, 26 jun (EFE).- La ONU se comprometió hoy a
impulsar una polémica reforma de la arquitectura financiera
internacional para dar un mayor protagonismo a los países en
desarrollo, que al final contó con algunas matizaciones de EE.UU.
La delegación estadounidense objetó que Naciones Unidas tenga un
"papel formal" en las decisiones que afectan a las instituciones
financieras multilaterales, tal como indica la declaración final
adoptada por consenso en la Asamblea General de la ONU después de
tres días de debates.
Los 192 países del organismo avalaron un texto de 15 páginas que
abre el camino a una mayor participación de la ONU en la gestión del
sistema financiero global, reafirma el compromiso de los países
ricos de aumentar la ayuda al desarrollo e insta a resistir la
tentación de caer en el proteccionismo.
"Este documento refleja un consenso global sobre cómo abordar
esta crisis económica y supone un elemento muy constructivo",
aseguró el embajador del Reino Unido ante la ONU, John Sawers, tras
la adopción del texto.
Sawers destacó que en sus 59 párrafos se favorece una reforma
interna de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI)
y el Banco Mundial (BM) para hacerlas más democráticas y
diversificadas.
Sin embargo, EE.UU. expresó reservas sobre varios párrafos
referentes a la reforma de los organismos financieros multilaterales
y la posibilidad de que los países en desarrollo recurran a medidas
comerciales proteccionistas para superar la crisis.
Esas instituciones "tienen reglas de Gobierno, y tal como dicen
sus acuerdos constitutivos son independientes de la ONU", recordó el
representante estadounidense John Sammis, quien también subrayó que
cualquier decisión sobre su reforma "es una prerrogativa que
corresponde a sus accionistas y a sus juntas de gobernadores".
Fuentes diplomáticas europeas restaron importancia a las
objeciones estadounidenses y señalaron que su delegación votó a
favor del texto igual que el resto de los miembros de la Asamblea
General.
"Por lo que a nosotros respecta, fue aprobado y punto",
insistieron esas mismas fuentes.
Numerosas delegaciones se mostraron satisfechas de la aprobación
por consenso del documento final, después de que su negociación
causara graves discrepancias entre los países desarrollados y en
desarrollo, que se manifestó en el bajo nivel de las delegaciones
que asistieron al encuentro.
"El hecho es que se ha celebrado la conferencia y tenemos un
documento, que es un buen documento", apuntó la secretaria de Estado
de Cooperación Internacional española, Soraya Rodríguez.
Algunas ONG, sindicatos y organizaciones sociales se mostraron
insatisfechas con las conclusiones de la cumbre, por considerar que
no abordan con agresividad la grave situación de las economías más
débiles a causa de la crisis.
"De ningún modo los resultados de esta conferencia están a la
altura de las actuaciones necesarias para abordar la magnitud y
profundidad de la crisis económica", indicó en una declaración el
Grupo Económico y Social Global (GSEG), que reúne a unas 200
entidades vinculadas al desarrollo y el sindicalismo.
La agrupación resaltó que la declaración final es poco más que un
conjunto de buenas intenciones sobre estímulos fiscales globales,
condonación de la deuda y el cumplimiento de los compromisos de los
países ricos en materia de ayuda al desarrollo.
Por su parte, el director general para el Desarrollo de la
Comisión Europea, Stefano Manservisi, resaltó que lo importante es
que pese a las profundas diferencias se consensuó una declaración.
"Siguen habiendo diferentes puntos de vista, pero el hecho de que
haya un acuerdo es una buena señal", dijo a Efe Manservisi, tras
señalar que la cumbre se inició con el temor de que no hubiera
consenso sobre la implicación de la ONU en la solución de la crisis.
El presidente de la Asamblea General de la ONU, el nicaragüense
Miguel D'Escoto, reconoció que la cumbre concluyó con "los elementos
mínimos" que deseaba al convocarlo.
"De todas maneras, lo que queda claro es que ahora hay un G-192",
resaltó el ex canciller sandinista, en referencia al número de
países miembros del organismo mundial.
La declaración final es una versión diluida del informe
presentado el pasado marzo a la Asamblea General por un grupo de
economistas, liderado por el premio Nobel estadounidense Joseph
Stiglitz.
Entre las medidas que contempla ese grupo está la sustitución del
dólar como la moneda de comercio internacional y el reemplazo del
G-20 por un nuevo Consejo Económico Global en el que se incluyan los
intereses de todas las economías del planeta.
Además, esos economistas apuestan por imponer restricciones
internacionales que eviten el aumento desmesurado de los bancos y la
adopción de límites en las transacciones bancarias a los paraísos
fiscales. EFE
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(Con fotografías y audio)