Por Richard Martin
BARCELONA (Reuters) - Parte del estadio del Sevilla FC podría ser cerrado por un partido, en una nueva medida de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) contra los cánticos ofensivos, dijo el martes el equipo.
El Sevilla tiene 10 días para presentar alegaciones ante esta decisión de castigar al club por los cánticos de algunos de sus aficionados durante el partido contra el Málaga hace unos meses.
"En concreto, el instructor fija la infracción como muy grave y considera, debido a que con las sucesivas sanciones económicas al Sevilla FC no se logra erradicar los cánticos, que ha quedado agotada la vía de la sanción económica", señaló el club en un comunicado
"Por ello, propone en este nuevo expediente una sanción de clausura parcial del Ramón Sánchez-Pizjuán de un partido".
El fútbol español ha intentado frenar lo que considera cánticos desagradables durante los partidos desde que un aficionado del Deportivo La Coruña fue asesinado por seguidores del Atlético de Madrid tras enfrentamientos violentos que tuvieron lugar antes de un partido el 30 de noviembre de 2014.
La Liga publica un comunicado semanal que recopila los cánticos ofensivos que se escuchan en los partidos. El Sevilla aparece en un informe de diciembre, en concreto en relación con un partido local contra el Málaga. Estos cánticos en concreto no eran de carácter racista.
El Sevilla ha sido castigado frecuentemente por la RFEF a raíz de los cánticos ofensivos de sus aficionados más ultra, conocidos como "Biris Norte", y en 2015 se enfrentó a una propuesta de clausura parcial de su estadio durante ocho partidos por incidentes ocurridos durante un partido contra el Athletic de Bilbao, si bien la multa fue finalmente reducida a 75.000 euros.
El club también estuvo en el foco por cantos ofensivos contra el defensa del Real Madrid Sergio Ramos en el curso de un partido de Copa del Rey el 12 de enero.
Hace unos meses, en esta misma temporada, el Sporting de Gijón fue obligado a cerrar durante un partido parte de su estadio, El Molinón, como castigo por un caso de insultos racistas contra el extremo del Athletic de Bilbao Iñaki Williams por parte de sus aficionados en agosto.